De un lado, Rodolfo D’Onofrio y Enzo Francescoli. Del otro, Andrés D’Alessandro y su representante, Matías Aldao. Marco, el hijo de Francescoli, aprovechó para sacarse una foto con el Cabezón, uno de sus jugadores preferidos. Hablaron de trivialidades y, antes de la despedida, el presidente y el secretario técnico le recordaron que las puertas de River estaban siempre abiertas para él. El jueves pasado, el teléfono de Francescoli recibió un llamado impensado: el de D’Alessandro, quien le dijo que quería volver ahora mismo a River. Francescoli les trasladó la inquietud a D’Onofrio y a Marcelo Gallardo. El técnico lo llamó por teléfono el viernes para tantear cuán grande era su deseo de regresar. Le agradó lo que escuchó de boca del Cabezón. Entre todos prometieron mantener el tema en secreto. Hasta que el martes a la noche se filtró y en los pasillos del Monumental comenzó a hablarse de la posible vuelta de D’Alessandro a River. Las negociaciones oficiales con el Inter de Porto Alegre estaban en marcha y el acuerdo definitivo se dio ayer a la mañana: el enganche de 34 años regresará después de algo más de doce años y jugará con la camiseta de la banda roja a préstamo hasta el 31 de diciembre.