El gol de Carabajal rompió todo. Destrozó la noche de River, hizo olvidar los buenos momentos que había mostrado el equipo de Gallardo en el segundo tiempo y le dejó una sensación definitivamente amarga a un equipo que venía de perder en Córdoba y que tiene en el horizonte varios partidos que pueden definir el destino de este semestre.
River no pudo hacer pie en el primer tiempo. Godoy Cruz lo dejaba venir y lo lastimaba de contra, con sus dos puntas, García y Ayoví. Es evidente que la necesidad de correr a Ponzio al fondo de la defensa ha dejado partido al equipo de Gallardo. Y entonces el Tomba lo anticipaba en la mitad de la cancha y llegaba en dos toques a enfrentar a Barovero. Tomó la ventaja con un gol de Diego Viera y tuvo dos chances claras para aumentar. Además, Pisculichi cometió una imprudencia y se fue expulsado. El panorama para River era ciertamente preocupante, pero Mayada llegó hasta el fondo, tiró el centro atrás, Gonzalo "Pity" Martínezamagó abrirla para la subida de Casco y clavó el zurdazo al ángulo. Así, el descanso los encontró con un empate que tenía muy poco que ver con lo que había ocurrido en la primera mitad.
En el segundo tiempo, River se afirmó mejor con Nico Domingo y Arzura como doble cinco y la desventaja numérica pareció no existir. Sin embargo, en el fondo siguió mostrando dudas y el uruguayo García tuvo una clara para liquidar el partido. Pero este River mayoritariamente alternativo siguió siendo protagonista. Entraron D’alessandro y Tabaré Viudez, y con ellos River fue un poco más profundo. Arzura reventó el travesaño con un cabezazo a tres metros del arco, pero después perdió intensidad y los últimos minutos parecían destinados a naufragar en la intrascendencia. Incluso, los hinchas de River se concentraron en que a D’alessandro le tiró y estaban pensando en eso, cuando Carabajal la estampó en un ángulo de Barovero y la noche de River, que había tenido claroscuros, termino siendo inevitablemente negra.
