El ex presidente de Brasil, Lula da Silva, quedó en el centro del caso conocido como “Petrolão”, que investiga una extensa red de sobornos entre la compañía Petrobras y el Palacio del Planalto. Esta mañana allanaron su domicilio y fue llevado por la policía para que declare ante un juez.
El diario Folha de Sao Pablo reveló que el “petrolão” desmanteló una trama en la que directores y funcionarios de Petrobras cobraban coimas de empresas constructoras que eran favorecidas con concursos y contratos con la compañía estatal.
Los contratos eran sobrefacturados para permitir el desvío de dinero en efectivo hacia los involucrados en el esquema. En el lavado del dinero participaban lobbistas, “arbolitos” y otros operadores, antes de llegar a los políticos y funcionarios públicos. Sospechan que por lo menos hubo 350 funcionarios involucrados, entre ellos Lula.
La investigación contra el ex mandatario en el caso “petrolão” comenzó cuando los fiscales descubrieron que la constructora OAS había pagado por un departamento tríplex que el ex presidente tendría en Guarujá, en el litoral del estado de San Pablo, y que Odebrecht había realizado reformas a una casa de campo que el ex mandatario utilizaba en Atibaia, en el interior paulista.
Las constructoras OAS y Odebrecht serían dos de las empresas que habrían pagado los sobornos en agradecimiento de los contratos que recibieron de Petrobas cuando Lula estaba al frente del Palacio del Planalto.