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ientras en el país se llevaban adelante acciones para concientizar sobre sus derechos, al menos tres mujeres sufrían los ataques de sus parejas o ex. Una quedó internada con el 40% de su cuerpo quemado, otra quedó desfigurada y sin dientes, y una tercera en estado de shock al ver que su ex violaba la restricción de acercamiento, se metía en su casa y se llevaba a su bebé de rehén. Tres casos que muestran la realidad de la violencia y sus patrones: que el 99% de las agresiones son en el propio hogar, que sólo una mínima parte de las mujeres hace la denuncia y que las restricciones judiciales no sirven. El femicidio es la culminación de una pequeña parte de las miles de historias de violencia cotidiana, esa que se debe erradicar. Esa idea es la que imperó ayer en los cientos de actos, marchas e intervenciones que hubo por el Día de la Mujer.
A Jésica Gomez la llevó al hospital su novio, Jonhatan Carrasco. Estaba toda quemada. Pero la dejó en la guardia y se fue. Fueron los médicos quienes llamaron a la policía, porque las quemaduras en el 40% del cuerpo de la mujer de 26 años no parecían de un accidente. Carrasco, de 22 años, fue detenido. Convivían en una casa en Maipú y Pampa, en la Villa 18 de Billinghurst. Allí fue la discusión y el intento de asesinato. Anoche Jésica seguía sedada, con pronóstico reservado en una cama del hospital Eva Perón de San Martín.
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En El Talar, Tigre, fue un vecino quien llamó al 911 al escuchar que una mujer pedía auxilio a los gritos. La policía llegó a la casa de Italia y Pacheco y se encontró con la joven toda golpeada. Su boca sangraba. Los puñetazos le habían volado sus dientes. La mujer contó que había sido su pareja quien la había golpeado. La hijita de los dos, de dos años, estaba allí. El hombre también, escondido y encerrado en una pieza. La policía logró abrir la puerta y Matías Hernán Trejo, de 23 años, fue detenido. Ella fue trasladada a un hospital de la zona y una vez que le hicieron las curaciones, la llevaron a la Comisaría de la Mujer y la Familia de Tigre, donde hizo la denuncia.
En La Plata, un joven de 24 años violó la restricción judicial para acercarse a la casa de su ex pareja y la amenazó. La familia lo denunció y él volvió y los amenazó de nuevo a todos. Ahora, en la casa de 521 y 522 se ve un patrullero. El padre de la chica contó que el joven vivía amenazando a su hija desde que ella decidió dejarlo hace dos meses, y que incluso se violentó delante del bebé de los dos. Esta última vez directamente llegó con un arma, rompió vidrios, el portón, subió al techo, intentó agredir a la joven y se llevó al bebé. La Policía lo detuvo pero a las horas fue liberado a pesar de las denuncias, de violar la restricción y de llevarse a su bebé. Eso sí, en el Juzgado se inició otra causa por “agresiones y daños”.
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Un informe del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la Provincia dice que en 2015 las comisarías recibieron más de 197 mil denuncias de violencia de género, 535 al día, un 20% más que en 2014.
El Informe del Observatorio Nacional de Violencia Contra las Mujeres del Consejo Nacional de las Mujeres muestra que en 2015 la línea 144 recibió 116.468 llamadas, 320 por día: 9 de cada 10 dijeron que sus agresores eran sus parejas. La mayoría de los llamados fueron lunes y martes, después del fin de semana. Sólo el 2% de las mujeres llamó después de la primera agresión. El 40% dijo que los maltratos venían ocurriendo entre uno y cinco años, y el 24% más de diez años. La raíz es bien profunda.
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El problema es que tampoco se puede con lo urgente, que es proteger a las mujeres que ya denunciaron. Según la Defensoría General de la Nación, tres de cada diez denunciados por violencia no cumplen las medidas de protección. Ayer, la ministra de la Corte Suprema Elena Highton de Nolasco admitió que la Justicia no otorga “una protección full, una protección 100% a las víctimas. Una posibilidad es que él tenga una pulsera electrónica y ella un celular para que cuando él se acerque suene en la policía. Esto es una protección mayor, pero se considera que atenta contra los derechos de la persona que tiene la pulsera”.
Sí. Mientras tanto, una mujer cada 30 horas es asesinada.
