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18/03/2016

River tiene más carácter que fútbol

Históricamente tuvo equipos que jugaban bárbaro pero flaqueaban en algunas decisivas. Hoy se invirtió la ecuación y se agranda en las difíciles, sin mucho juego.

River tiene más carácter que fútbol
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uchos creen que a River le dicen “Gallina” porque la noche del 20 de mayo de 1966 perdió la final de Copa Libertadores 2-4 con Peñarol, después de ir 2-0 arriba y con baile. En realidad, fue 9 días más tarde. El cuadro que entonces dirigía el inolvidable Renato Cesarini visitó a Banfield. Cuando apareció el cuadro de la Banda Roja, desde la platea local arrojaron una gallina hacia la fila india que encabezaba el Loco Gatti. De ahí en más, River recibió el grito hiriente de “¡Gallinas!” durante mucho tiempo. Cuando Labruna y sus muchachos ya habían sacado a River del letargo de 18 años sin títulos, “gallina” dejó de ser un insulto para convertirse en un apodo.

Aquellos equipos jugaban como el hincha le reclama que jueguen con la Banda Roja, pero flaqueaban en el carácter. Ahora, la ecuación es la inversa. Hace tiempo que River no juega de manera convincente, hace mucho que despierta más elogios Gallardo que su equipo. Lo mejor de River, durante el 2015 y hasta hoy, es su carácter. El entrenador está directamente vinculado al carácter. También a la forma de jugar, la táctica y la estrategia, por supuesto, pero si un equipo reacciona ante la adversidad es porque se identifican fuerte con el líder. El miércoles, en La Paz, y pese al empate de The Strongest en el minuto final, River reaccionó.

Saber “qué le pasa a River” es complejo. Dicen que no acertaron con los refuerzos. ¿No hubiéramos llevado a Bertolo a un equipo nuestro? ¿No merecía Gallardo el crédito por Viudez? ¿No hubiésemos ido a buscar a Pity Martínez? ¿No es Alario una gran compra? ¿No es Arzura una buena apuesta? ¿No es buena esta recuperación de Nico Domingo? ¿Cómo no ceder a la tentación D’Alessandro? También hay un lado oscuro. River trajo a Saviola y Aimar ya retirados y a Lucho González al borde y a Milton Casco 3 ó 4 años después de su pico de rendimiento. Esto también es cierto. Y no es menos cierto que no incorporó a un central zurdo de categoría para suplir a Ramiro Funes Mori. “Fueron por Pinola y Central no lo vendió”, cuentan. Pero Pinola no es el único “central zurdo de categoría” del mundo. River debió hacer un esfuerzo para encontrar y traer un sucesor de Funes Mori de alto nivel. Era clave.

Otra problema es Pisculichi. Es fundamental en la idea del entrenador, pero jamás recuperó el nivel de 2014 y esto desarticuló aquella excelente versión de River. El Muñeco armó un doble 5 (Kranevitter - Ponzio) que le dio solidez y carácter en momentos complicados de la Copa que después ganó. Gallardo pidió a Bertolo con la esperanza de que jugara como Ariel Rojas, pensó en Nico Domingo como sucesor de Kranevitter, en Alario por Teo y en Alvarez Balanta por Funes Mori. Bertolo nunca arrancó, Nico está en sus primeros partidos, Alario hace goles decisivos todo el tiempo. Balanta no cumple los requisitos que pretende Gallardo de un futbolista en ese lugar.

Comparado con otros River, el de 2016 está por debajo de la linea de flotación. Pierde la pelota fácil, tarda en recuperarla y como tarda, la consigue muy atrás. Y como le falta juego, llegar hasta el arco rival se le hace cuesta arriba. Ante The Strongest, Gallardo retornó al doble 5 (Domingo - Ponzio), suplió la falta de Maidana con Mammana y renunció al fallido experimento de Ponzio de central recurriendo a Balanta.

Es muy difícil redondear grandes actuaciones en la altura. Depende más del aire con el que se cuenta que con la posibilidad de desarrollar lo que uno hace día a día. Es necesario plantarse, hacer pie y que la pelota corra mas que los hombres. Barovero, Ponzio o Mora (tres exponentes de la “vieja guardia”) llevaron al equipo de la mano a un resultado que pudo ser todavía mejor.

Una vez más, River tuvo carácter, aunque el fútbol que quiere Gallardo hace tiempo que escasea.

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