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Un intenso entrenamiento físico no quiere decir un mayor consumo energético porque el cuerpo es capaz de adaptarse a cualquier actividad.

28/12/2016

Aseguran que cuanto más te ejercitas, menos energía consumes

Aseguran que cuanto más te ejercitas, menos energía consumes
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iles de personas pasan largas horas entrenando en el gimnasio porque desde siempre se ha dicho que cuanto más intenso sea el entrenamiento, mayor número de calorías se consumen.

Si bien es cierto que la actividad física es determinante para mantener un peso saludable y estable, el sobreesfuerzo puede que no sea tan efectivo como muchos han asegurado.

Esto es lo que ha podido concluir un reciente estudio liderado por Herman Ponzer, un investigador de la Universidad de Nueva York, en el cual se sugiere que aquellos que hacen ejercicio de alta intensidad queman las mismas calorías que quienes lo hacen de forma moderada.

Los resultados fueron publicados en la revista Current Biology, donde se detalla que la actividad física tiene un límite de gasto energético que no se incrementa con la intensidad o el tiempo del entrenamiento.

Esto demuestra, una vez más, que el cuerpo humano se adapta con facilidad a los cambios para regular y mantener los niveles de energía apropiados.

La investigación…

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En el verano de 2010, el investigador Herman Ponzer pudo tener un acercamiento muy interesante con uno de los últimos pueblos de cazadores recolectores de África: los hadza.

Como parte de esta experiencia, se dedicó a estudiar el gasto energético de estas personas, que llegan a caminar más de diez kilómetros diarios y que utilizan las habilidades de su cuerpo para varios tipos de trabajos cotidianos.

Ponzer seleccionó un grupo de 30 hombres y mujeres de la población y les pidió que bebiesen una pequeña cantidad de agua con isótopos pesados de hidrógeno y oxígeno.

 

Una vez suministrados los átomos, vigiló durante dos semanas las muestras de orina de los voluntarios para determinar cuál fue su gasto de energía.

Por sentido común, se pensó que estos individuos, mucho más activos que los sedentarios de otros lugares del mundo, quemaban más calorías. Lo sorprendente fue encontrar que la diferencia era mínima, incluso nula.

Esto es así porque los organismos de los hadza están adaptados al estilo de vida que llevan y tienen un equilibrio energético similar al de las poblaciones urbanas.

Estos primeros hallazgos, publicados en el año 2012 por la revista PLoS ONE, sirvieron como aperitivo para otra investigación de Ponzer, que acaba de ser revelada en Current Biology y con la que se cuestionan algunas de las estrategias que se están utilizando para prevenir la obesidad.

Cansancio

Los enfoques han asumido que para reducir la masa corporal se debe quemar más combustible mediante la práctica intensa de ejercicio físico; sin embargo, muchos de los pacientes con sobrepeso y obesidad son la muestra clara de que esta estrategia no es la más efectiva.

Ante esto, Ponzer y su equipo de investigación tomaron los datos de 300 hombres y mujeres durante una semana, midiendo los niveles de ejercicio y su dieta.

En los análisis se observó que al principio la actividad física y el gasto energético tenían una estrecha relación. Sin embargo, a partir de una cantidad o intensidad de ejercicio, el consumo de energía se estabiliza y solo es posible quemar cierta cantidad.

Además, se observó que cuanto más elevado es el porcentaje de grasa corporal de la persona, mayor es su gasto de energía.

El investigador resalta que no quiere que sus resultados sean motivo de confusión con respecto a los beneficios que proporciona el ejercicio.  

“Sabemos que el ejercicio es muy importante para la salud y este estudio no cambia ese mensaje”, asevera, “pero también tenemos que prestar atención a la dieta”.

“Hacer ejercicio puede ayudar a perder peso, pero cuidar lo que comemos puede tener un impacto mucho más positivo”, sentencia.

bicicleta

Dejando claro este aspecto tan importante, añade que por ahora no tiene los datos detallados sobre el comportamiento de los voluntarios que participaron en el estudio, aunque dice que el nivel moderado de ejercicio puede conseguirse caminando a paso rápido unos pocos kilómetros o invirtiendo solo unos minutos al día.

A partir de esto, los autores quieren iniciar una nueva investigación para determinar cuál es la forma en que responde el cuerpo ante un incremento de actividad física para equilibrar la energía consumida.

Para esto, pretenden estudiar la manera en la que responde el organismo humano a las variaciones de actividad, examinando, por ejemplo, el sistema inmune o el reproductivo, que pueden explicar el proceso de adaptación del cuerpo a mayores exigencias físicas.

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