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os días de verano nos encantan porque podemos ir a la playa, a la piscina o tumbarnos al sol para conseguir el mejor bronceado…
El problema comienza cuando es de noche y queremos conciliar el sueño. ¡Parece imposible!
Tranquilo que existen soluciones muy interesantes para poder dormir cuando hace mucho calor. En este artículo te las contamos.
Una de las preguntas más frecuentes durante los días calurosos es: ¿cómo hago para dormir? Descansar en las noches con más de 26 °C parece una misión imposible.
Cuando la temperatura es elevada afecta nuestro ritmo biológico y, por ende, cambia la estructura normal del sueño.
Algunos hábitos que podemos poner en práctica a la hora de ir a la cama y que nos ayudan a dormir mejor son:
De seguro te sabrás casi de memoria la máxima que indica “beber 2 litros de agua por día” (y quizás trates de cumplirla).
No obstante, cuando hace mucho calor debes aumentar la ingesta de líquidos, ya que las altas temperaturas nos hacen transpirar más y, por ende, nos deshidratamos más rápido aunque no hagamos ejercicio.
Si estás “humectado” por dentro y no sientes sed es probable que duermas mejor. Igualmente te recomendamos que dejes un vaso o botella con agua en la mesita de noche por si a la madrugada quieres beber.
Tampoco es necesario que se convierta en un congelador pero, al menos, que la temperatura en este ambiente sea menor a los 26 °C.
Si no tienes aire acondicionado, hay maneras creativas de refrigerar una habitación como, por ejemplo, encender el ventilador y poner un recipiente con cubos de hielo delante.
También te aconsejamos que durante el día no abras las persianas y las ventanas y que solo lo hagas en la madrugada o primeras horas de la mañana.
Es verdad que durante el verano comemos menos y el menú es más liviano, ya que preferimos ensaladas y verduras antes que sopas, guisos o salsas.
No obstante, también necesitamos ingerir poca cantidad de alimentos si queremos conciliar el sueño más fácilmente.
La actividad física es necesaria en todo momento del año, pero durante el verano hay que tener en cuenta la hora adecuada para ejercitarnos. Si salimos a correr, andar en bicicleta o a una academia, mejor que sea por la mañana.
¿No puedes hacer ejercicio temprano? Entonces no esperes a última hora de la noche. Se aconseja que, al menos, pasen de 3 a 4 horas para ir a dormir.
Existe la creencia de que el deporte nos ayuda a conciliar el sueño pero, en realidad, causa excitación en el organismo.
Por lo tanto, estamos cansados físicamente pero no podemos dormir. Si quieres ir a dar un paseo tras la cena, tendrás que esperar un rato antes de acostarte.
Dormir desnudos no sería del todo una buena idea, porque la temperatura corporal desciende en la madrugada y al otro día podemos levantarnos con resfriado o dolores musculares.
Por ello debemos elegir un pijama ligero (si es posible, de algodón).
También presta atención a las sábanas y almohadas, porque en muchos casos generan calor o nos hacen transpirar aún más. Nada de satén o seda. Lo mejor es el algodón, siempre.
Algunas personas optan por mojar la ropa de cama antes de acostarse, pero esto no siempre es una buena idea. Recuerda que si la humedad se seca en tu cuerpo tienes más posibilidades de enfermarte.
Te aconsejamos también que trates de dormir solo o en los laterales de la cama si vives en pareja, o que consideres la posibilidad de echar en el piso una colchoneta o saco de dormir (el suelo siempre está más fresco).
Si por muchos fuera, dormirían acostados en la bañera con agua congelada. Eso no es aconsejable por varias razones (entre ellas, enfermarnos o sufrir un accidente) pero lo que sí podemos hacer es darnos una ducha justo antes de acostarnos.
Prefiere el agua templada a la fría para que el organismo no sufra tanto la diferencia de temperatura y empiece a transpirar apenas sales del baño.
Esto no solo reduce la temperatura de la habitación, sino que también ayuda a relajarnos para que durmamos mejor (este consejo se puede aplicar en cualquier época del año).
Los aparatos electrónicos tampoco deben estar en modo de espera o standby, ya que siguen emanando calor y gastando energía.
Sustituye las bombillas incandescentes por aquellas de bajo consumo o fluorescentes para ahorrar electricidad y, al mismo tiempo, no aumentar el calor ambiente.
Poco antes de irte a dormir moja unos paños con agua templada o tibia y aplica en zonas sensibles al calor como, por ejemplo, la nuca, el rostro o las axilas. Verás como empiezas a sentir el alivio al instante.
Esto se debe a que el frío desencadenará un proceso denominado vasoconstricción que descenderá la temperatura.
Otros consejos interesantes para descansar cuando hace calor son dormir una siesta corta en las tardes y beber una infusión fría de pasiflora, manzanilla o lavanda para reducir la ansiedad y el estrés.
