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enía 23 años, trabajaba como jornalero y era papá de una nena. Cerca de las 3 de la mañana los dos presuntos agresores, de 15 y 18 años, lo interceptaron en el medio de la fiesta y empezaron a golpearlo.
No tuvieron piedad. Lo patearon, le pegaron con una botella pero el golpe de gracia se lo dieron con un bate de béisbol. Ese fue el golpe que lo mató, apenas un rato después, en el Hospital Sanguinetti a donde lo habían trasladado de urgencia.
Cerca de la escena del crimen todavía encontró la policía al mayor de los sospechosos un par de horas después, y casi cuando anochecía cayó el menor. Los dos quedaron a disposición de la Justicia.
Sus amigos lo recordaban hoy con dolor en las redes sociales. "Para mi no moriste. Cuida a todos tus amigos y a mi y a tu mama que es la que mas te quiere", escribió uno de ellos en su muro
