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En psicología se habla de somatizaciones cuando alguna persona tiene dolores o molestias físicas y no hay causa médica que las justifique.

31/10/2017

Qué nos dice el cuerpo a través de las somatizaciones

Qué nos dice el cuerpo a través de las somatizaciones
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ntendemos que una persona está somatizando cuando tiene molestias en el cuerpo como consecuencia de algún problema de tipo emocional o psicológico. En cierta manera, podríamos decir que es un mensaje que nos da el cuerpo para resolver la situación y aprender a gestionarlo de manera diferente.

Algunos ejemplos de somatizaciones frecuentes son:

Dolor de cabeza

Sensación de cansancio

Problemas estomacales y/o intestinales

Contracturas en la espalda o cervicales

Bruxismo o rechinar de los dientes mientras dormimos

Alteraciones en la menstruación

Afonía o perder la voz.

¿Qué podemos hacer?

Primero de todo, es importante es identificar los detonantes. ¿Qué situaciones han pasado ese día o en el último tiempo que puedan explicar esa molestia? Para ello, puede ser interesante escuchar el propio cuerpo y el propio malestar para ver qué nos quiere decir.

Por ejemplo, cuando nos duele la espalda puede significar que estamos cargando que muchos temas e, incluso, algunos que no nos corresponden. Por ello, es necesario valorar el dolor y el mensaje que nos está proporcionando.

En segundo lugar, una vez identificado el problema, es importante buscar maneras alternativas para poder hacerle frente:

¿Me estoy encargando de demasiadas cosas? Hay que valorar la opción de delegar y/o priorizar aquellos aspectos más importantes y urgentes desestimando aquellos que puedan ser secundarios.

¿Me he enfadado, pero no he dicho nada? La rabia, como las demás emociones, la hemos de dejar salir y expresar. En caso de que resulte difícil comunicarlo a la otra persona, buscar alternativas saludables para externalizar esta emoción activa como puede ser el deporte, el arte, la escritura, etc.

¿Estoy pasando una época con más ansiedad por algún tema del entorno? En ocasiones, las circunstancias que nos rodean no las podemos modificar pero sí nuestra actitud a ella. En este sentido, es conveniente hacer un trabajo de los propios pensamientos limitante así como aprender o ejercicios de relajación y respiración.

Para acabar, pero no menos importante, es necesario aprender a cuidarse a uno mismo. Buscar válvulas de escape propias y actividades agradables que nos permitan equilibrar la balanza para disminuir el propio malestar.

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