e dos años y medio, el pitbull amarronado volvió a su casa del barrio Sol de Misiones en Itaembé Miní, para la alegría de toda su familia y en especial de los más chicos, que ahora lo tratan como a un verdadero campeón, por enfrentar al peligro de la víbora y luchar por días con los efectos del veneno de la yarará. Hasta el domingo, el perro estuvo con riesgo de vida a pesar de haber recibido varias dosis del suero antiofídico. Su cuello, en donde recibió la mordida, estuvo inflamado y con hemorragia interna. El jueves de la semana pasada, Terry, estaba dentro de la vivienda familiar jugueteando con los niños cuando vio a la víbora. La enfrentó. Recibió la mordida y una media hora después, empezó a sentir los efectos del veneno. Todos temieron por él, incluso la veterinaria que lo atendió que no se animaba a presagiar si podría salvarse hasta estar segura de la evolución. Finalmente, todo terminó de la mejor manera para la felicidad absoluta de Betiana, su preocupada y angustiada dueña.