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gua, cebada y lúpulo. Estos son los tres ingredientes de la cerveza, bebida fermentada de baja graduación que, si se consume con moderación, puede aportar beneficios a nuestro organismo.
La cerveza es un alimento saludable que contiene diferentes sustancias nutritivas como son las vitaminas del grupo B, los minerales también están presentes, especialmente el magnesio y el calcio, aunque varían dependiendo del agua con la que se fabrica.
Hay otras sustancias no nutritivas, pero también importantes como son la fibra y los antioxidantes, que provienen especialmente de una planta que se añade a la cerveza durante su elaboración para darle ese toque amargo.
Las evidencias científicas destacan que beber cerveza se vincula a un menor riesgo de cardiopatías isquémicas, favorece la función cardiaca global y podría tener cualidades antiinflamatorias que contribuirían a la reducción del riesgo cardiovascular. Tambien podría evitar la oxidación de las células, aumentar la cantidad de colesterol HDL (bueno) y proteger frente a lesiones miocárdicas agudas asociadas al infarto.
El silicio contenido en la cerveza puede estar asociado con la protección de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer. Esto se debe a que reduce la biodisponibilidad de aluminio en plasma y tejido cerebral, vinculado con algunas patologías neurodegenerativas importantes.
Junto con el café, los plátanos, el agua, las judías verdes y las espinacas, entre otros alimentos, la cerveza es una de las principales fuentes de silicio en la dieta.
Ingredientes como el silicio, que promueve la densidad ósea y evita la pérdida del hueso, o los fitoestrógenos, asociados a la mejora de los síntomas de la menopausia y la prevención de la osteoporosis, están presentes en la cerveza, por lo que algunos estudios señalan que esta bebida mejora la salud ósea.
Beber cerveza moderadamente durante un mes mejora el sistema inmunológico, especialmente en mujeres.
Diabetes y cerveza: Componentes de la cerveza como la fibra soluble, los compuestos polifenólicos, los minerales y la baja graduación alcohólica actúan sobre los mecanismos y procesos que desencadenan la diabetes y sus complicaciones; siempre que su consumo sea moderado.
