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iver y Boca rompieron el mercado. Salieron a pagar millones por futbolistas en una carrera histérica por ganar la Copa Libertadores 2018, casi una competencia frenéticaentre ellos para ver quién levanta la Copa en diciembre. River puso más plata, pero Boca armó un plantel con dos o tres jugadores por puesto.
River pagó 11.5 millones de euros por Lucas Pratto. Una verdadera fortuna para el desinflado mercado argentino. El pase más caro de su historia y el segundo más costoso del fútbol argentino detrás de Juan Román Riquelme cuando Boca le pagó 15 millones de dólares al Villarreal. Además, gastó 4 millones de dólares en un arquero de gran jerarquía como Franco Armani para solucionar todos los problemas que tuvo durante 2016/2017 en el arco. También le apunta a Silvio Romero, Lucas Zelarrayán y algo más.
Boca no se queda atrás. Primero sumó a Wanchope Ábila, a quien ya había comprado hace seis meses. Después recuperó a Carlos Tevez, aunque sin pagar por su salida de China. Solo le cuesta un contrato importante. Pero también logró a incorporar a Julio Buffarini y Emmanuel Mas. Se le complicó mucho el paraguayo Gustavo Gómez y negocia por Lisandro López y algó más.
River puso más plata que Boca. Tal vez porque el Xeneize estaba mejor armado como plantel y Marcelo Gallardo entendió que necesitaba darle un gran salto de calidad a un equipo que se quedó en la puerta de la final de la Libertadores 2017. Sea como sea, tanto River y Boca se han convertido en los grandes candidatos a ganar la Libertadores 2018.
Ser candidato implica responsabilidad. Genera mucha ilusión en los hinchas y también una gran obligación. Ahí es donde los equipos tienen que responder ante esa presión y hacerse cargo del título de "candidatos". Este año no hay medias tintas: el único objetivo de River y Boca es ser campeón de la Libertadores, y no lograrlo será una gran frustración. Y hasta un fracaso (dependiendo de cómo se den las cosas).
Salvo Palmeiras, que también se reforzó fuerte, no hay otros equipos en el continente que estén poniendo tanta millones a disposición de sus equipos. Ni Corinthians, ni Gremio, ni Cruzeiro. Tampoco los chilenos, ni colombianos. Menos los uruguayos. La fiebre por la Libertadores está acá en Buenos Aires, en Nuñez y en La Boca.
Así están las cosas al 9 de enero, cuando todavía quedan 15 días para que River y Boca sigan incorporando jugadores en una carrera entre ellos para ser el mejor de América. Ninguno soportaría ver al otro levantando la Libertadores. Por eso apuestan todo a ganarla. Para alegría propia y desgracia ajena.
