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uego de permanecer cinco días internado en terapia intensiva en la Unidad del Quemado del hospital Ramón Madariaga falleció ayer Andrés Cáceres, el interno de 26 años de la Unidad Penal I de Loreto que había sido trasladado con importantes quemaduras en distintas partes del cuerpo y con serias dificultades para respirar debido a la inahalción de monóxido de cárbono luego de quedar atrapado en un principio de incendio en la celda de castigo en la que estaba alojado.
En el marco de las investigaciones, desde ayer tomó intervención la Fiscalía de Instrucción Penal Tres de esta ciudad, que dispuso la autopsia al cuerpo y la apertura de la investigaciones en torno a la muerte de Cáceres, quien purgaba una condena por robo calificado y a quien le faltaban seis meses para recuperar la libertad.
Según la reconstrucción hecha por familiares, el fallecido mantuvo un fuerte entredicho con un oficial de guardia del Servicio Penitenciario Provincial (SPP), ya que este último no accedió a facilitarle agua caliente para el mate.
En esas circunstancias, y tras un fuerte intercambio verbal entre ambos, el interno amenazó con prenderse fuego ni bien tuviera la posibilidad, por lo que el uniformado le habría facilitado un encendedor instigándolo a que lo hiciera, ‘si era tan macho’. Fue allí que Cáceres tomó una frazada, la colocó entre las rejas de la puerta de hierro y la prendió fuego, generando la reacción inmediata de los guardias.
Pero cuando uno de los penitenciarios intentó apagar el principio de incendio con un matafuegos, no hizo más que expandir el alcance de las llamas a un colchón de goma espuma que había en la celda. Ante esta situación, el interno se vio envuelto por las llamas y por el humo, debido a lo cual fue rescatado minutos después con quemaduras.
Luego de esto, fue trasladado de urgencia al Madariaga, donde permaneció varios días en estado crítico hasta ayer por la mañana cuando las complicaciones en su sistema respiratorio pusieron punto final a su lucha por vivir.
Hasta la tarde del lunes, la familia no había radicado ninguna denuncia penal en torno a lo sucedido, aunque de manera inmediata el juzgado en turno, a cargo del juez Fernando Verón, dispuso la realización de una autopsia y otras diligencias en torno al caso.
Investigación
Fernando Genesini, miembro de la Comisión contra la Tortura, dio detalles de la intervención que se hizo en este caso que apuntan a esclarecer las circunstancias en las cuales se quemó el interno.
“Fuimos el día siguiente al hecho y tomamos intervencion monitoreando el lugar donde ocurrió el hecho y recavando informaciones que mañana (por hoy) vamos a presentar a la fiscal”, sostuvo Genesini, quien además recalcó el acompañamiento que hicieron desde el Ministerio de Derechos Humanos durante los días que estuvo internado el joven, brindando asistencia y contención a los familiares de Cáceres.
“Nosotros no vamos por una sola persona porque acá hubo una cadena de responsabilidades. Todos tienen un grado de participación y hay que determinar las responsabilidades primarias y secundarias de los que intervinieron en el hecho”, agregó el entrevistado, quien también remarcó que tiempo atrás se había sugerido a las autoridades del SPP que dichas celdas de “contención” debían ser eliminadas, como así también la utilización de colchones de goma espuma.
Y agregó que la comisión obtuvo como respuesta que dichos cambios se harían de forma paulatina.
Traslado
Otra voz consultada en torno al caso fue la de Nilda Correa, directora del SPP, quien respondió a las preguntas de este medio en relación al avance de la investigación que se lleva puertas adentro de la institución.
Correa dijo que, por el momento, se dispuso el pase a disponibilidad del oficial de guardia apuntado por los familiares de Cáceres como instigador. Aunque aclaró que también se investiga a todo el personal que estaba en ese momento en el sector donde se alojaba Cáceres, es decir, otros tres penitenciarios.
A todos estos se le abrió un sumario administrativo a partir del cual se investiga si tuvieron algún tipo de responsabilidad.
“Él estaba hace mucho tiempo y tenía algunos problemas de convivencia con sus compañeros. Estaba detrás de un traslado a Oberá, ya que allá tiene familiares y ante la imposibilidad de su parientes en Posadas de poder visitarlo por cuestiones económicas, comenzó con algunos reclamos”, contó la mandamás del SPP.
Por otra parte, dijo que una vez conocido el hecho, se entrevistó con las autoridades del penal de Loreto, celadores, penitenciarios que estuvieron de guardia el día del episodio e incluso con el médico que atendió al joven antes de su traslado al hospital.
El dolor de la familia
“Qué explicación me van a dar si mataron a mi hijo”, fue el grito desgarrador que en varias oportunidades repitió Gladis Rivas, mamá de Andrés, ayer por la siesta en los espacios verdes del hospital Ramón Madariaga, mientras era contenida por una gran cantidad de familiares que se acercaron para brindarle su apoyo ante tan delicada situación.
“El Servicio Penitenciario no va a salir en contra del Servicio Penitenciario. Hay muchas cosas que la sociedad ignora. Ellos no nos dijeron nada, sólo que se prendió fuego solo. Está bien que él cometió un error y estaba pagando por ello, pero lo llevaron allá para resguardar su integridad física y lo que menos hicieron fue eso”, argumentó con bronca Víctor, tío del fallecido.
Al reclamo de este familiar se sumo el de Daniel Cáceres, padre de Andrés, quien entre lagrimas sostuvo: “No voy a parar hasta que la muerte de mi hijo se esclarezca. Los responsables por la muerte de mi hijo tienen que pagar. Él no se merecía esto”.
Por otro lado, ayer a la siesta el cuerpo del joven fue trasladado a la morgue para la autopsia y una vez culminado el trámite judicial fue entregado a sus familiares para el correspondiente velatorio y posterior inhumación.
Por otro lado, Daniel adelantó que el martes a las 9 está previsto que se realice una marcha hasta el juzgado pidiendo justicia por Andrés
La movilización partirá desde el paseo La Terminal, ubicado sobre las avenidas Uruguay y Mitre de la capital provincial.
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