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s el punto de inflexión. La introducción de River en esta edición de la Libertadores (los empates ante Flamengo como visitante e Independiente Santa Fe en Núñez) generó suspenso en el apretado Grupo D de la fase inicial. Y para salir de este nudo bien encaminado hacia el desenlace feliz de lograr el pase a octavos, el ida y vuelta frente a Emelec será decisivo. El resultado global del cruce de este jueves en Guayaquil y la revancha del próximo jueves en el Monumental puede definir el futuro del equipo de Marcelo Gallardo en la Copa. Claramente, es el prólogo de los clásicos duelos coperos que se viven en la etapa de eliminación directa. Una final anticipada.
Los antecedentes recientes de River reflejan perfectamente el valor que tienen estos dos partidos que actúan como sandwich en el fixture del grupo. En la inolvidable Libertadores de 2015, la clasificación se complicó por los empates contra el modesto Juan Aurich de Perú (1-1 tanto en Chiclayo como en Núñez). En cambio, en las dos ediciones posteriores pasó la fase incial de taquito porque, entre otros matices, sumó cuatro puntos en el ida y vuelta del medio: en 2016 igualó con The Strongest en Bolivia (1-1) y de local lo goleó por 6-0; y en 2017, precisamente frente al mismo rival que ahora, primero logró los tres puntos en Guayaquil (2-1) y luego, con suplentes, fue un 1-1 en casa.
Como dejaron en claro tanto Gallardo el domingo como ayer Ponzio y el Pity Martínez, River necesita empezar a ganar para posicionarse con fuerza en los puestos de clasificación a octavos (los dos primeros). En este caso, además, tiene la oportunidad de sentenciar al mismo tiempo a Emelec, hoy en la cola del grupo. Así, el equipo del Muñeco tendrá la chance de definir las posiciones finales contra Independiente Santa Fe en Bogotá (el 3 de mayo) y Flamengo en Buenos Aires (23/5) con mayor holgura, sin llegar a esa instancia con la soga al cuello.
Napoleón entiende perfectamente la situación. Por eso, el fin de semana preservó a sus principales hombres, a sus soldados de Copa, los que lo han acompañado durante todo el exitoso ciclo: Maidana, Ponzio y Mora. Ellos marcarán el camino de un equipo repleto de experiencia y jerarquía internacional, que además encaminó el funcionamiento de River desde el título de la Supercopa contra Boca. Sí, el entrenador irá a Guayaquil con el 11 que hoy considera ideal. Con la convicción de que la defensa formada por Armani, Montiel, Maidana, Pinola y Saracchi, más el capitán Ponzio, aportará la solidez necesaria para que Enzo Pérez y Nacho Fernández controlen la pelota, el Pity encuentre huecos para desequilibrar y la dupla Mora-Pratto espere con paciencia el momento propicio para convertir.
No es una final. Pero tiene todos los condimentos y se debe jugar como tal. Y se sabe, esta clase de partidos son los que mejor encajan con el River de Gallardo. Llega el momento de decir presente en la Copa.
