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l 26 de noviembre de 2015, Carlos Sánchez vio la tarjeta roja cuando se consumaba la eliminación de River de la Copa Sudamericana a manos de Huracán en las semifinales. En tiempo de descuento, el árbitro brasileño lo expulsó por agredir a un alcanzapelotas y la sanción quedó en suspenso.
Es que tras ese encuentro, el uruguayo siguió en Núñez hasta fin de año y luego partió rumbo a México para sumarse a Monterrey. Desde entonces, no volvió a jugar un encuentro oficial de Conmebol (Rayados pertenece a la Concacaf y no jugó Libertadores en ese lapso), aunque sí lo hizo en un certamen FIFA, como el Mundial de Clubes.
En Japón fue titular en ambos encuentros disputados por el Millonario: ante Sanfrecce Hiroshima en semis y frente a Barcelona en la final, pero la circular de la FIFA número 8 del 26 de octubre de 2015, en su punto II de 'Amonestaciones y Expulsiones', deja en claro que no existirá traslado de suspensiones de cualquier torneo internacional (léase Sudamericana, Libertadores, Champions League, etcétera) al Mundial de Clubes.
Por ende, el volante nunca purgó esa sanción y ni los directivos de Santos ni el propio jugador se percataron de esta situación. Lo único que podría salvar al Peixe es que la suspensión haya prescribido (aunque la Conmebol concibe que las penas prescriben en seis años) o que Sánchez haya entrado en la reducción de penas general que hizo la Conmebol en 2016, los argumentos que siguen vigentes para los paulistas.
