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ESPECTÁCULO

30/08/2018

Cris Morena: "Con la muerte de Romina empecé a creer en Dios"

Logró transformar el dolor en acción y la ausencia en presencia. A días del homenaje que soñó para su hija, ViveRo, Cris Morena se emocionó al recordar cómo fue el año previo a su muerte.

Cris Morena:
E

l 28 de septiembre de 2010 Romina Yan dejaba este mundo, y el mundo de Cris Morena dejaba de girar. Su hija acababa de cumplir 36 años, tenía tres hijos de entre 4 y 10 años, éxito profesional y muchísimos sueños por cumplir ¿Cómo entenderlo? ¿Cómo procesarlo?

"Romina muchachita alada. Romina dulce iluminada. Romina almita elegida. Romina para dar la vida. Romina tu luz es la mía", dice una de las canciones que su madre escribió y con la que "Ro" ingresó en su casamiento.

Esta misma canción será una de las que emocionará el 5 de septiembre en ViveRo el homenaje que junto a Gustavo Yankelevich decidieron realizar en el día en que su hija cumpliría 44 y a casi 8 años de su partida.

En el evento, que donará completamente su recaudación a la Fundación Sí, recorrerá cada una de las historias que tuvieron a Romina como protagonista junto a algunas de las canciones clásicas y otras compuestas especialmente tras su muerte.

"Nuestras almas sabían", reflexiona Cris Morena sobre cómo fue el año previo a la muerte de su hija y la posibilidad de despedirse.

"Yo estuve todo ese año muy mal y no tenía ningún motivo. Son esas cosas que te pasan en la vida que decís: '¿Por qué lloro todo el día?, ¿por qué todo me cuesta tanto?, ¿por qué estoy tan acongojada?'. Pensaba que estaba haciendo demasiadas cosas y con mucho stress, con el tiempo me di cuenta que mi alma sabía. Ese año hice dos viajes con ella sola, aproveché mucho. Y eso es porque el alma ya lo sabe y te va dando posibilidades de estar y de saldar cuentas de cosas que quedaron y poder hablarlas. Eso lo entendí después de mucho tiempo, empecé a mirar para atrás y entender".

Romina no era de mandar mails, sin embargo el 4 de septiembre, el día anterior a su muerte, todos sus seres queridos recibieron de su parte una cadena con un "Mandala del infinito" que concluía con: "Gracias mamá. Gracias papá".

Cris lo recuerda y se emociona: "Es una cosa muy complicada, es toda una vida más los 9 meses, más el sueño y el deseo de tenerla. Es mi hija mayor y la soñé desde que tengo uso de razón".

La oficina en la que nos recibe para hablar de cómo será el ansiado homenaje es súper luminosa, llena de recuerdos de todos los programas que creó y que marcaron a generaciones en la Argentina y en el mundo.

"Yo tenía un lugar inmenso. Cuando pasó lo de Ro me quedé durante años sin hacer nada. Y después volví a un lugar muy chiquito. Estoy muy contenta acá", explica sobre el espacio donde conviven imágenes de sus hijos y sus nietos, la última fotografía que se tomo Romina con los brazos abiertos mirando al cielo, bocetos de la nueva Floricienta animada en la que trabaja con Juan José Campanella, premios, regalos, proyectos. Historia, mucha historia, la historia de una mujer que cambió la televisión y también de su propio recorrido.

Entre los recuerdos que atesora hay libros de Aliados, con el dibujo que alguna vez hizo su hija y que se convirtió luego en el logo del programa. Un programa que también estuvo desbordado de su presencia: Amor mío, uno de los temas que cantaba Oriana Sabatini, decía: "¿Dónde escondo esta gran pena? Esta herida duele tanto que condena a creer que existe Dios, y que en esa luz final te encontraré, seremos dos, y nadie más".

Hoy a 8 años de su partida Cris confiesa que empezó a creer en Dios con la muerte de Romina.

En algún momento pensó que se moría, que no iba a poder, pero no, siguió y transformó el dolor en acción: "Romina está en mí, adelante. Romina está en este ViveRo. Está conmigo. Me habita, habita a todos los que la nombran, los que la piensan, los que la aman",  dice rodeada de los bocetos que dejan ver lo que se vivirá el próximo miércoles en una noche llena de emociones en el Gran Rex.

— ¿El trabajó sirvió como refugio en el momento más difícil?

—El trabajo es mi vida, no es un trabajo. Yo vivo haciendo, vivo construyendo sueños y bajando ideas a la realidad. Pero en ese momento no. Tuve que sacar mucha fuerza y mucho coraje para poder seguir adelante y terminar ese año. Había que cerrar dos teatros, uno era Spring Awakening y el otro era Casi Ángeles. En ese espacio creé las canciones que van a escuchar el 5 de septiembre todos, hace 8 años. Después me morí. Me morí en serio, fue muy fuerte.

— ¿Cómo resurgiste?

—Me sostuvieron los ángeles, en los que creo profundamente, Romina, mis nietos, mi capacidad interna de proyectarme siempre hacia el futuro y hacia la vida. Y el aprendizaje que fue todo lo que sucedió me sostuvo también. Hubo muchas lágrimas para poder atravesar el duelo y no taparlo. Fue como si te clavaran una daga y te la estuvieran revolviendo todo el tiempo adentro y no terminas de morirte.

— ¿Se atraviesa el dolor?

—Se atraviesa, pero se sigue atravesando siempre. No es algo que pasa, como cuando te separaste, cuando te dejó un novio al que amabas… Esto es algo que no tiene explicación. Es muy difícil entender que una hija a los 36 años, en el mejor momento de su vida, que estaba esplendida, feliz, llena de vida, de golpe en un segundo no esté más. Es como que te quedás sin tierra, sin cielo, sin nada. Y bueno, están mis nietos que son la luz de mi vida.

— ¿Por qué ViveRo a los 8 años de su muerte y cuando cumpliría 44?

—Porque fue este año. No hubo ninguna premeditación. Un fin de semana que estaba sola y dije: "Voy a abrir esa caja que nunca abrí". Anita Tomaselli (N de R: Jefa de prensa) me había mandado un montón de notas que había hecho el último mes y nunca más la abrí. Ahí estaba también mi cuaderno con las canciones. Y dije: "Es hora de hacer el homenaje". Mirá lo que es una pérdida, en ese momento con todo lo que yo tenía que cerrar y terminar, lo único que quería era hacerle un homenaje a 2 meses de su ausencia, un delirio. Por supuesto nunca se hizo, pero sí se hicieron las canciones. Y las escuché y dije: "Es ahora. Llegó el momento. Hija: 'vos me llevaste a la caja y es ahora. Es el día de tu cumpleaños que es el día en que todo nos reunimos y nosotros festejamos'". Cada año es la reunión de nuestra familia. Ese día, no el día de su ausencia.

—Debés tener un montón de emociones a flor de piel.

—Lloro mucho. Trato de no, pero sí, lloro mucho. Es muy sanador poder llorar.

— ¿Le preguntaste a tus nietos antes de hacer esto?

—Por supuesto. Fueron los primeros con los que hablé. Ellos y Gustavo. Estamos haciéndolo juntos.

—Vos y Gustavo son abuelos muy presentes.

—Fuimos y ahora somos muy, pero muy muy muy, sí. Yo estoy presente en todo lo que es extracurricular de ellos, porque enseguida se volcaron a las artes. Valentín (16), que es el segundo, menos… pero después entró, es fantástico y hace cosas divinas con su voz y sueña… Yo creo que va a ser un gran productor porque le gusta mucho estar con Gustavo en la parte de atrás.

—Franco, que ya tiene 18, se está yendo a estudiar afuera

—Otro que le hemos puesto alas y está para volar. Supongo que a los pájaros les debe pasar lo mismo cuando sus hijitos se van. Pensás que van a sufrir, que les va a agarrar la lluvia, la tormenta, esto, lo otro. Pienso todo lo que le puede llegar a pasar si no está al lado mío… y no le va a pasar nada, va a ser una experiencia maravillosa. También la viví con Tomás que se fue a los 19 años a estudiar afuera y fue grandioso, le sirvió muchísimo en su vida. Y bueno, ahora le toca a Franco y se va a Londres.

— ¿Y Azul?

—Azul (12) es una mariposa: es una alegría total de vivir. Ella está siempre en acción. Es maravillosa. Es impresionante lo que ha crecido en este último tiempo. Parece más grande.

— ¿La ves a Romina en ellos?

—Sí, totalmente. En los tres. Es impresionante. Está permanentemente en nosotros. Cada vez que sale algo de Franco, que ahora sube más cosas a las redes y a veces sube tocando el piano, la gente me pone: "¡Es igual a Romina!". Encima tiene el pelo largo, entonces se parece más. Pero Valentín tiene los ojos de ella y Azul es también parecida a Franco, parecida a mí físicamente. Tienen mucho de Romina, sí, los tres. Y en la forma de ser también.

—Lograste que esta ausencia, muy fuerte para todos, se transforme en presencia de alguna manera.

—Es alquímico lo que estamos haciendo. La alquimia es transformar algo que jamás podría ser otra cosa en justamente otra cosa. Decían que en la antigüedad habían alquimistas y son aquellos los que logran hacer en este caso del dolor un gran acto de amor que no solamente sea sanador y salvador para el que lo está haciendo sino para el que lo recibe, para el que le ha pasado lo mismo, para el que lo necesita, para el que lo ve. Y más con la música: la música es sanadora, es el don que nos dio el cielo para alegrarnos o para acongojarnos o para enamorarnos. Sin música no sé qué seríamos los seres humanos.

— ¿Romina está cuando vos la necesitás? ¿La encontrás?

—Siempre. Yo no necesito ni buscarla. A la mañana tengo un pequeño altarcito al lado mío donde siempre le prendo una vela y esa vela sigue durante el día. Y siempre le digo: "Tratá de que no me desconecte". Siempre le pido eso: "Manteneme conectada con el universo, manteneme conectada con lo mejor del ser humano. Manteneme conectada". Porque uno se va desconectando con el ruido, con el tráfico, con los problemas. Nos perdemos, nos dormimos. "Manteneme despierta y conectada todo el tiempo".

—¿Soñás con ella?

—Yo no sueño con Romina, quiero que lo sepan. Para las mamás o los papás que no sueñan con sus hijos desaparecidos, no la sueño. Y me encantaría soñarla. A veces viene Franco y me cuenta sueños que tuvo con ella, o viene Gustavo. Yo no la sueño, será porque está todo el tiempo a mi lado, o adentro mío. O yo hago cosas y siento que las está haciendo ella. En este homenaje yo soy solamente la máquina, ella es el maquinista. Ella quiere que esto se haga, por eso sé que va a estar divino.

—Vos sos la que está ejecutando.

—Yo ejecuto. Yo estoy a su servicio.

—Ella va a estar ahí.

— ¡Sí, por supuesto! Sí, sí, sí. Algo importante, el gran sentido de este homenaje es que todo lo que se recauda, cada entrada, es para la Fundación Sí que dirige y creó Manuel Lozano, un ser de luz hermoso que se tiene que ganar el Nobel de la Paz en algún momento. Hay residencias que hace 5 años él está haciendo en distintos lugares del país y ésta, la que vamos a hacer gracias a ViveRo, se hace en Corrientes-Chaco, justo en el borde. Allí donde hay un puente y muy cerca de las universidades, porque él quiere que muchos jóvenes de zonas muy vulnerables puedan seguir aprendiendo y  lleguen a ser profesionales el día de mañana. Esta va a tener a 44 chicas y chicos. Esto no termina el día del homenaje. Esto continúa en esa escuela. Ya está señada, ya tenemos el lugar y yo estoy muy contenta con eso. Manu me mandó los planos la semana pasada y estaba enloquecido.

—Hay un montón de artistas que van a participar.

—Todos los artistas que participan donaron su tiempo, su talento y su emoción también. Porque hubo artistas a los que les hice escuchar la canción que les tocaba, no voy a dar nombres, que lloraron cuando lo escucharon.

—Y vos vas a estar en el escenario.

—Supongo que subiremos en algún momento con mi familia, al final.

— ¿Tomás (Yankelevich) viene?

—Tomás está acá. Tomás acaba de llegar con toda su familia para este evento. Viene Tomás, vienen amigos míos de Brasil, viene gente de San Juan. También amigos que no se lo quieren perder y después gente que ha comprado entradas de varios lugares que han logrado poder estar. Yo lamento que sea un solo día, una sola vez, pero esto es verdadero total. Es lo que se pudo, es la donación del tiempo de todos estos artistas que tampoco puedo pedir más de lo que les estoy pidiendo porque están dejando de hacer cosas de ellos para estar. Quizás es tan increíble que algún día se pueda repetir. Por ahora digo que es único, irrepetible y maravilloso.

—Transformar la tristeza en acción de esta manera es maravilloso.

—Es una generación amorosa, es algo Divino. Divino de Divino.

—Me dijiste que hubo un parate cuando murió Romina, donde escribiste parte de las canciones que se van a escuchar, ¿de cuánto tiempo fue esa pausa?

—Fueron 2 años durísimos, pero durísimos, donde yo estuve entre vivir o morir. Era eso, no había otra cosa. Me sacaba de eso el hecho de que tenía que seguir adelante porque estaban mis nietos muy pequeños. Pero era eso, eran pensamientos más oscuros, más tristes. Casi no hablé en esos 2 años.

—¿Te enojaste con alguien?

—No me enojé con la vida, ya venía muy preparada, no sé por qué. Será porque de chica aprendí, tuve una vida no tan fácil, y tuve dolores y esos dolores me hicieron aprender muchas cosas. No, no me enojé. Sólo quise entender para qué, y eso sí me lo pregunté. No "por qué". Porque el "por qué" tiene una respuesta: porque sí, porque la gente se muere. Es "para qué", y ese para qué lo sigo preguntando. Porque ese "para qué" es de aprendizaje total. Con ese "¿para qué nos dejaste?" aprendí muchas cosas. De hecho aprendí a vivir con una fuerza que hoy no podría detenerse, con una pasión, con un deseo de dejar huella en este mundo. Sé perfectamente para qué estoy y estoy trabajando para eso.

—¡Qué huella que dejó tu hija!

—Sí. Divina. Una huella liviana, dulce, pero también maravillosa y las cosas lindas que hicimos van a estar siempre. Es impresionante. Está viva.

 

Fuente: Infobae.

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