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19/09/2018

La artrosis de tobillo: un dolor silencioso que sufren muchas personas

La artrosis de tobillo limita la calidad de vida de muchas personas. Es un dolor silencioso y persistente que entorpece la movilidad y que no siempre se calma con un analgésico.

La artrosis de tobillo: un dolor silencioso que sufren muchas personas
L

a artrosis es, sin duda, ese mal que actúa como una auténtica maldición en nuestra calidad de vida. A continuación te ofrecemos más datos sobre este problema.

Cómo se origina la artrosis de tobillo

Este tipo de artrosis se origina por el desgaste progresivo del cartílago de la articulación del tobillo. Es común que, al cabo de los años, el tobillo muestre tanto rigidez como deformaciones.

También pueden aparecer los clásicos espolones óseos, que hacen que sea una afección muy dolorosa, además de limitante.

Las causas que favorecen la aparición de la artrosis de tobillo pueden ser múltiples:

El haber sufrido diversos esguinces.

Ser deportista.

La presencia de quistes o crecimiento óseo anormal.

No obstante, los trastornos autoinmunes tales como artritis reumatoide o la psoriasis también suelen favorecer la aparición progresiva de ese problema.

Los traumatólogos también nos hablan de una causa muy peculiar: la propia deformidad del tobillo. En ocasiones, solo con tener los pies planos ya somos más proclives a desarrollar con el tiempo una artrosis del tobillo.

Destacar, por último, que no siempre hay una causa específica que produzca esa artrosis en el tobillo. A veces sufrimos lo que se conoce como “artrosis primaria”, característica de las personas de edad avanzada.

¿Qué síntomas presenta la artrosis de tobillo?

Los primeros avisos que nos dará el desgaste del cartílago en esta articulación es el dolor al andar. Al principio lo notaremos después de una larga marcha.

Aparece esa presión, esa molestia punzante en la zona del tobillo que nos obliga a mantenerlo en reposo durante unos minutos para que se alivie.

Más tarde, podemos percibir cierta hinchazón e incluso la dificultad para ponernos un determinado tipo de calzado.

Asimismo, muchos pacientes se quejan del dolor nocturno.

Poco a poco, y debido a la progresiva deformidad que puede ocasionar en estas estructuras, podemos sufrir incluso el doloroso espolón calcáneo antes citado.

Tratamientos para la artrosis de tobillo

Infiltrar el tobillo

Uno de los tratamientos más habituales son las infiltraciones articulares a base de ácido hialurónico o de corticoides.

Las infiltraciones mejoran la movilidad de la articulación de forma temporal, ya que permiten una “lubricación” de estas estructuras y una mejor movilidad.

Una vez más, hemos de recordar que el efecto es temporal.

Plantillas especiales

La opinión de los especialistas es básica en estos casos. Serán ellos quienes nos recomienden el tratamiento más adecuado según nuestras características.

Otra estrategia común es el uso de plantillas correctoras. Con ellas se busca acomodar y corregir la deformidad del pie.

También nos ayudan a reducir la fuerza de impacto de la marcha en el tobillo y mejorar el dolor.

También existen en el mercado determinados tipos de calzado con una suela especial para cuidar de nuestros tobillos.

Tratamiento quirúrgico

Cuando nuestro traumatólogo así lo establezca, tendremos la opción de aliviar esta dolencia mediante una intervención conocida como artroscopia.

Es eficaz en las fases iniciales, donde se corrige la articulación mediante una operación sencilla y generalmente rápida.

Por otra parte, y solo en los casos más graves donde la destrucción articular está ya muy avanzada, puede optarse por aplicar una prótesis total de tobillo.

De ese modo recuperamos la total movilidad de la articulación.

¿Cómo puedo prevenir la artrosis de tobillo?

No podemos olvidar que la artrosis de tobillo puede llegar a ser invalidante. Así pues, y en la medida que nos sea posible, deberíamos prevenirla para, al menos, frenar su avance.

Toma nota de algunas sencillas estrategias:

Practica ejercicios de movilidad en la piscina.

Camina por superficies planas donde no haya desniveles.

Mantén un peso adecuado.

Evita el uso intensivo de los zapatos de tacón.

Procura andar algunas horas descalzo por casa, evitando, eso sí, correr riesgos.

Para concluir, te recordamos además un aspecto importante. Los problemas de artrosis son en mayor parte causados por la genética. Así pues, es habitual que, llegados los 55 años, empecemos a notar algunos síntomas.

Consulta con tu traumatólogo sobre las técnicas o consejos deberías seguir para garantizar tu salud articular o, al menos, paliar el avance de esta enfermedad.

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