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a Tierra acusa efectos del maltrato que está recibiendo: calentamiento global, capa de ozono dañada, contaminación, erosión, desertificación, extinción de especies, clima alterado, etc. El rey de la Creación termina torturando a la naturaleza y al Medio Ambiente.
Padecemos parecidos o mayores agresiones, atropellos, abusos: la contaminación de nervios, tensiones, intolerancias, escraches, gritos, violencias, hacen irrespirable el medio ambiente humano.
La gente vive dominada por la prisa; muchos duermen poco y mal; conversamos discutiendo; la angustia y la depresión nos llenan de gases tóxicos; estamos sobreinformados pero víctimas y esclavos de los celulares. Permitimos que, en muchos casos, transformen los corazones y cerebros en recipientes de desperdicios y chatarra.
Los defensores de la vida son muchos, pero son más y cuentan con más recursos y apoyo los depredadores.
En el interior del hombre moderno se está queriendo talar el bosque de su sensibilidad y queda amenazado el río de la esperanza.
Se necesita reforestar el corazón:
Multiplicar los espacios verdes, tanto en los lugares donde vivimos como en lo más profundo de las familias. Que no haya que salir fuera de los hogares para encontrar y respirar aire puro. Que no escapemos. Que nos sintamos cómodos en casa.
El verdadero amor es el vivero que nos puede abastecer de plantines para reverdecer, mientras se trata de calmar, aunque sea en parte, la infernal maquinaria consumista que nos quiere llevar por delante como una aplanadora. Abrir los ojos, tomar conciencia, sabernos defender, no ser engullidos tan fácilmente por propuestas con falsos resplandores.
Dios nos dio dos libros: la Biblia y la Naturaleza. Francisco de Asís supo leer y armonizar a la perfección los dos libros (curiosamente ambos tienen hojas ). Se puede ser un gran sabio diplomado, pero analfabeto del libro de la Naturaleza, desconociendo su propio alfabeto.
El ser humano no está sabiendo o no quiere interpretar los urgentes mensajes que nos manda la amenazada Tierra, no capta sus S.O.S, se hace el distraído, mira para otro lado.
La codicia aguijonea. Hay que reparar la rotura de relaciones con nuestra casa grande del universo mientras el naturucido avanza.
Mientras pasamos a un cuarto intermedio, un postrecito: "La sonrisa es más barata que la luz eléctrica e ilumina mucho más”.
