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na nena, de 13 años, fue secuestrada por un grupo de seis hombres y violada en manada. Semanas después, descubrió que estaba embarazada y eso desató la tragedia: decidió quitárse la vida al tirarse del sexto piso de un edificio.
El caso de Pinkie, el apodo con que es conocida la víctima, conmocionó a la ciudad capital de Bangkok, en Tailandia. Hace algunos meses, la madre de la menor denunció el ataque sexual, ocurrido el pasado 11 de noviembre y acusó a seis hombres.
La mujer, de 45 años, detalló que su hija fue mantenida como rehén por sus captores en el distrito de Khlong Toei. Hasta el momento, dos sospechosos fueron identificados y uno de ellos fue arrestado luego de que la policía encontrara en su casa un arma de fuego sin registrar durante un allanamiento.
“Había dos niñas y dos niños la noche del incidente. Una de las chicas, Pinkie, está muerta. Ya se han emitido órdenes de arresto para ambos hombres", indicaron desde la policía.
Sin embargo, una terrible noticia desencadenó en Pinkie la decisión de acabar con su vida: estaba embarazada. Su madre informó a medios locales que la adolescente no lo soportó, lo que agravó su cuadro de depresión, por lo que decidió saltar en la tarde del pasado viernes de un sexto piso.
Esa intención de suicidarse fue confirmada por un amigo de la chica. Él aseguró que horas antes de la muerte, la nena le mandó una foto con un duro mensaje: "Estoy a punto de irme".
Además, Pinkie publicó una serie de mensajes en su cuenta de Facebook en las que hacía alusión a su muerte. “Quiero a esos hombres presos, tras las rejas, por favor”, exigió la madre de la chica, devastada al enterarse de la muerte de su hija.
