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ue en la audiencia para la que fue convocado por el juez de Instrucción Tres de Puerto Iguazú, Martín Brites. Cuando se le preguntó si iba a declarar, se abstuvo. Tras el llamado a indagatoria, lo confinaron en la División Resguardo de Detenidos de la Unidad Regional V de la Policía.
La mujer a la que ultimó Roberto se llamaba Lorena Barreto de 32 años y tenía con el acusado dos hijos, de 10 y 16 años, respectivamente. El mayor de los jóvenes fue quien vio el ataque y se lo detalló a las autoridades policiales. Contó que el hombre, un jubilado de nacionalidad paraguaya, entró a la habitación donde descansaba su pareja descansaba en la cama y le asestó un único puntazo en el corazón (esto lo determinó la autopsia).
El adolescente también declaró que un rato antes del ataque en la noche del sábado sus padres habían discutido por un ataque de celos que habría tenido el anciano.
Incluso en 2019, la Justicia de Paz habría ordenado a Roberto no acercarse a su mujer después de un hecho de violencia doméstica que había protagonizado. Sin embargo, con el correr de los meses, la pareja se reconcilió y la restricción no fue renovada.
El delito que le imputan al acusado no es excarcelable y contempla como castigo, según el Código Penal Argentino, la prisión perpetua.
