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or Jorge KOVALSKI
Desde hace décadas, el gobierno de Pekín, viene expresando sus objeciones respecto del estatus del dólar, como moneda de reserva mundial y de intercambio comercial. Su deseo es que se reforme el sistema monetario global para reducir la dependencia a la divisa estadounidense.
China teme, desde siempre, que las bajas tasas de interés y el creciente déficit fiscal norteamericano, puedan afectar aún más a la divisa estadounidense y, por lo tanto, el valor de las enormes reservas en esa moneda, que tiene el gobierno chino .
El gigantesco país asiático posee una de las mayores reservas en dólares del mundo y todavía controla en gran medida la tasa de cambio entre el yuan y esa moneda.
Por otra parte, el intento de China de acentuar el carácter global del yuan es también una cuestión de orgullo nacional para los ciudadanos chinos.
Nadie desconoce, y el gobierno de China, menos aún, que hay un privilegio enorme en ser la divisa dominante en cuanto a reservas, comercio y finanzas. Y los chinos, desde siempre, han observado la situación del dólar con envidia, pugnando por competir por ese sitial.
Como sabemos, China es la segunda economía del mundo y se ve a sí misma como una gran potencia, pero la cotización del yuan todavía está muy lejos de la del yen o la libra.
Sin embargo, uno de los principales obstáculos que impide que el yuan se transforme en una divisa verdaderamente internacional, es la reticencia de China en aceptar que su moneda sea plenamente convertible. El gobierno chino mantiene controles estrictos sobre su moneda y su sistema bancario, al igual que sobre el flujo de capitales que entran y salen del país. Si desaparecieran esos controles, sería muy difícil para China impedir que el yuan se apreciara de manera creciente frente al dólar, algo a lo que sus líderes se han resistido durante bastante tiempo. Por ello es que el gobierno chino ha preferido mantener la moneda relativamente depreciada para mejorar la competitividad de sus exportaciones en los mercados internacionales, política fuertemente criticada por Estados Unidos y otros socios comerciales, y que también recibe fuertes críticas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Recordemos, además, que, desde el 4 de mayo de este año, el gobierno chino comenzó a utilizar el yuan digital, también conocido como e-RMB (RenMinBi, o moneda del pueblo), que es una moneda digital sin ningún respaldo físico y cuyo valor será en un inicio igual al del yuan tradicional. Por ahora, el e-RMB sólo está disponible en cuatro ciudades chinas, aunque el plan consiste en expandir su uso al resto del país y el mundo.
Entre la serie de medidas que ha tomado el gobierno de Alberto Fernández, hay una medida clave que, por ahora, no ha despertado mucha atención, ni ha generado polémicas todavía, pero de enorme trascendencia institucional y geopolítica para nuestro país.
El gobierno argentino comienza, casi de manera casual, lo que podría configurar una verdadera revolución del comercio internacional por estas latitudes, favoreciendo la penetración de China en Latinoamérica.
Actualmente, el petróleo que Moscú vende a Pekín ya no se pagan en dólares sino en en yuanes. De este modo el yuan viene abriéndose paso, poco a poco, en el mercado mundial de hidrocarburos a través de los intercambios comerciales entre Rusia y China, países que fueron pioneros en la construcción de un sistema monetario multipolar.
Otro país que se ha sumado desde hace poco tiempo atrás a la carrera por la desdolarización de la economía global, ha sido Arabia Saudita, país que desde hace varias décadas se había mantenido como un aliado incondicional de la política exterior de Washington. También lo ha hecho Irán, que acepta el yuan como medio de pago por sus exportaciones de petróleo.
Al iniciar el proceso de apertura de actividades de pago en yuanes, abre las puertas, al menos en nuestro país, para que el yuan sea considerado medio de pago internacional. El BCRA informó, ayer, que abrirá una rueda en el Mercado Abierto Electrónico (MAE), y se tramitará las autorizaciones en el Mercado a Término de Rosario S.A. (ROFEX), para permitir la compra del yuan renminbi contra el peso argentino para operaciones de comercio exterior. También se abrirá la posibilidad de celebrar contratos a futuros denominados en yuanes renminbi.
La idea es que los mercados de futuros aprueben el nuevo derivado sobre la moneda china. Técnicamente, no debería ofrecer mayores dificultades, puesto que los mercados aplicarán un esquema similar al que hoy se usa para el futuro de dólar.
La necesidad de los futuros de yuan surge, necesariamente, como contra cara de otra medida, que es la posibilidad de que los importadores que deben pagar obligaciones en China, desde los próximos días, lo puedan hacer directamente a yuanes.
Es una medida auspiciosa para el gobierno chino, porque pone a su moneda como referencia en el comercio exterior, en principio, en Argentina, con pretensiones de expansión al resto de los países del Cono Sur.
Desafía también, y de este modo, a uno de los tesoros más preciados de Norteamérica, que es la supremacía del dólar como moneda de intercambio comercial. Podría también, como consecuencia negativa, jugar en contra de las negociaciones con el FMI, puesto que en el directorio del organismo, el voto más importante es el de Estados Unidos, país al que no le interesa ni le conviene que las operaciones de comercio exterior se hagan en yuanes.
Así, de manera simple y en un sólo paso, como suceden los grandes acontecimientos, Argentina pasará a formar parte de los primeros países en aceptar al yuan chino como moneda de intercambio comercial y reserva de valor., característica hasta ahora, sólo reservada al dólar norteamericano. En el gobierno de Alberto Fernández esperan confiados, la reacción positiva del mercado argentino. En el gobierno Chino, esperan que estos anuncios contribuyan a acrecentar su dominio en esta región estratégica de América del Sur.
