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CONMOCIÓN MUNDIAL

25/11/2020

Tres días de duelo nacional por la muerte de Diego Armando Maradona

Sufrió un paro cardiorrespiratorio en la casa de Tigre en la que se había instalado tras haber sido operado de un hematoma subdural. Su historia.

Tres días de duelo nacional por la muerte de Diego Armando Maradona
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iego Armando Maradona, el mejor futbolista de todos los tiempos, murió el miércoles a los 60 años en una casa del barrio privado San Andrés donde se recuperaba de una operación reciente de un hematoma subdural.

Allegados al DT de Gimnasia y Esgrima de La Plata, confirmaron que Maradona se descompensó este mediodía y la enfermera que lo acompañaba las 24 horas y un médico que en ese momento se encontraba en la vivienda no pudieron reanimarlo.

Los profesionales pidieron rápidamente asistencia: llegaron varias ambulancias al domicilio, pero no pudieron hacer nada.

Maradona, ganador del Mundial’86 con la selección argentina, fue ingresado de urgencia hace tres semanas en una clínica de la ciudad de La Plata, por un problema relacionado con el bypass gástrico al que se sometió en 2005.

 

Las seis décadas del 10

Parte 1: 1960- 1970

Diego Armando nació a las 7:05 a.m. del domingo 30 de octubre de 1960 en el Policlínico de Lanús, ubicado entonces en la calle Río de Janeiro al 1910. Hijo de Dalma Salvadora Franco, Doña Tota, y “el declarante”, como citaron a Don Diego Maradona en el acta de nacimiento del cuarto de los ocho hijos de la familia.

A los tres años le regalaron su primera pelota de fútbol. La primera noche durmió abrazado a ella. No la soltó nunca más. Estudio en el Comercial Avellaneda hasta que el fútbol cerró su etapa escolar, a los 12 años.

Parte 2: 1970- 1980

Diego tenía 10 cuando alzó su voz por primera vez ante un micrófono y miró a cámara para contarle al mundo sus dos sueños.

Y fue poco después cuando el astro dio su primera nota para un medio escrito. “Tengo 12 años. Estoy en 7°. Soy correntino (sic), pero vivo en Fiorito desde los 9. Mis compañeros también juegan bien…”. Fue una tarde agosto de 1973 cuando fue entrevistado por el periodista Horacio Del Prado para El Gráfico.

Ese día también hubo foto. La primera suya que se publicó. La tomó Oscar Prego y decía al pie: “Diego Maradona. Correntino de 12 años. Ya las sabe todas”.

Del Prado y Prego fueron casi que obligados al estadio del Bicho. Es que fue en 1972 a partir de cuando numerosas cartas de lectores comenzaron a apilarse en la redacción de El Gráfico advirtiendo sobre “un chiquito que juega fenomenalmente al fútbol, una cosa nunca vista”; “un chico que ilusiona por su habilidad y su juego, ni se cómo se llama, lleva la numero 10 y pueden verlo en las inferiores de Argentinos Juniors”.

La historia de cómo surgió aquella cobertura fue revelada por Ernesto Cherquis Bialo, entonces subdirector de la publicación, quien recordó que Héctor Vega Onesime, director editorial, dijo durante una cena de sumario: "Y habrá que ir a ver al pibe ese”. La nota se tituló: “Estos piben la rompen”.

Tenía 12 años Maradona y la gente ya tuiteaba sobre él en formato de carta de lectores. Duré, Celvaggi, Lucero, Estévez, Carrizo, Chamán, Rodríguez, Della Buona, Maradona, Santagatti, Trotta, Delgado, Sánchez, Montaña, Escobar, Ojeda, Mongiardín. Eran los Cebollitas de 1960, equipo al que Diego se incorporó a sus 9.

Diego llegó a Argentinos Juniors con edad de Novena División, tras ser descubierto por Francis Cornejo, histórico coordinador de las divisiones inferiores del Bicho. Al año siguiente pasó a Octava y con apenas 15 años debutó en Primera. Fue el 20 de octubre de 1976 en un partido frente a Talleres, por el campeonato nacional. Juan Carlos Montes, el técnico que lo puso, lo seguía a cada paso en las inferiores. “Quería avisarle que el domingo usted va a jugar en la Primera. Así que, desde el martes, entrena con los titulares”, le avisó.

Firmó su primer contrato a los 17 y le pidió a la dirigencia una sola cosa: “Una casa, para vivir con mis viejos y mis siete hermanos, así estamos todos juntos. Todos viven conmigo”, dijo, orgulloso.

Tal era el impacto del 10 que con apenas 16 años y cuatro meses debutó en la Selección Mayor: fue el 27 de febrero de 1977 cuando ingresó en lugar de Leopoldo Jacinto Luque en un 5-1 de un amistoso ante Hungría. "Prepárese que va a entrar. Haga lo que sabe”, le pidió César Luis Menotti.

Maradona fue el máximo goleador de los torneos argentinos de los años 1978, 1979 y 1980, mientras que en 1979 integró la selección juvenil que ganó Mundial de Japón de la categoría Sub 20. De ese campeonato que tuvo nombres inolvidables, Diego fue el Balón de Oro, el mejor de la Copa.

Etapa 3: 1980-1990

Lo fueron a buscar América de Cali de Colombia, Sheffield United de Inglaterra. Lo quiso River y le ofreció contratarlo por la misma cifra que ganaba Ubaldo Fillol, la máxima estrella del equipo. Dijo que no, porque quería jugar en Boca, club por el que fichó en 1981. Debutó el 20 de febrero contra Talleres de Córdoba y el Xeneize ganó 4 a 1 con dos goles suyos. Ese año terminó para Diego con la obtención del Torneo Metropolitano, el único título que obtuvo en la Argentina.

Diego ya era Maradona. Con la camiseta del Xeneize ya le había hecho cuatro goles en cuatro partidos a River (más los cinco que le había convertido con Argentinos), entre ellos uno inolvidable de tiro libre en el Torneo Nacional del 81.

 Todo aquello le valió, con 21 años, el llamado del Flaco Menotti para integrar la Selección Mayor que disputó el Mundial de 1982. Esa fue su primera Copa del Mundo y el 18 de junio de 1982 anotó ante Hungría sus primeros dos goles en la máxima cita de la que Argentina se fue muy prematuramente, en segunda ronda.

El Mundial 82 hizo que una parte de España, específicamente Barcelona, se enamorara de su magia y el club blaugrana lo contrató por 1200 millones de pesetas (hoy unos 7.2 millones de euros), una cifra astronómica para entonces. Y allí comenzó su exitoso derrotero europeo: con los culé ganó Copa de la Liga y Copa del Rey (1983) y la Supercopa de España (1984).

Y llegaron los amores... En 1984 Diego se casó con Claudia Villafañe, acaso la mujer más importante de su vida y con quien fue padre de Dalma y Gianinna. Ese año, además, fichó por Napoli, tierra que podría rebautizarse con su nombre. Con el equipo del Sur italiano ganó las ligas de 1987 y 1990, la copa UEFA de 1989 y la Supercopa de Italia de 1991.

No hay monarquía en Italia pero si la hubiese, Maradona sería el rey.

Pero la leyenda Maradona se contaría por todo lo alto en América, con el título que ganó con la Selección Argentina en el Mundial de México 1986. Sus goles a Inglaterra, el primero con la mano, la de Dios, y el segundo con el Mejor gol del Siglo XX, cuando “la va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del futbol mundial, y deja el tercero y va a tocar para Burruchaga... Siempre Maradona! Genio! Genio! Genio! ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... y Goooooool... Gooooool... Quiero llorar! Dios santo! Viva el futbol! Golazo! Diego! Maradona! Es para llorar perdonenme... Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... barrilete cosmico... ¿de qué planeta viniste? Para dejar en el camino tanto inglés, para que el pais sea un puno apretado, gritando por Argentina.... Argentina 2 - Inglaterra 0... Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona... Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0...”

Etapa 4: 1990-2000

Diego Armando Maradona había regado de gloria al pueblo futbolero. Ya se había enfrentado a buena parte del poder en su paso por Boca y humillado a los grandes en Italia. Ya había sido campeón del mundo y finalista en Italia 90. Era una leyenda de todos los tiempos cuando aún no había cumplido los 30 pero fue aquel un tiempo en el que su adicción a las drogas ya había empezado, aunque recién comenzaba a trascender como un verdadero problema.

En 1991 un control antidopaje detectó consumo de cocaína y el 30 de junio de 1992 el Comité de Disciplina del fútbol profesional italiano lo suspendió por 15 meses.

La imagen más impactante, sin embargo, fue tomada en Buenos Aires, adonde viajó para atravesar su castigo, cuando el 26 de abril de 1991 y tras un allanamiento en un departamento del barrio de Caballito fue detenido por la policía federal por posesión de drogas. Quedó en libertad el 28 de abril de 1992 pero la causa siguió pesando sobre su figura.

El declive en el ámbito personal impactó en el deportivo. Su carrera en Europa finalizó tras su paso por Sevilla, en la temporada 1992-1993, época en la que sólo marcó siete goles y mostró un estado físico dinamitado por los excesos, además de enredarse en peleas con los directivos y con Carlos Slavador Bilardo, el entrenador con el que había sido campeón en México 86. El club español había pagado por él cerca de 7.5 millones de dólares.

Regresó a la Argentina para jugar primer en Newell’s (1993-1994) y después en Boca, en 1995. En el medio, el Mundial de Estados Unidos, el último en el que vistió la camiseta de la Selección Argentina y aquel en el que mencionó otra histórica frase tras su dóping positivo en el control posterior al triunfo por 2 a 1 ante Nigeria por la segunda fecha de la fase de Grupos. “No quiero dramatizar, pero creéme que me cortaron las piernas”, dijo tras ser excluido de esa Copa del Mundo.

Ese año, 1994, ocurrió también el famoso episodio en el que Diego, enojado por la intromisión de periodistas y reportes que hacían guardia en su quinta de Moreno, buscó un rifle de aire comprimido y disparó contra ellos. En 2002 quedó firme la condena a prisión de dos años en suspenso.

Su regreso a Boca como futbolista en 1995 después de malogrados intentos de lanzarse como DT en Mandiyú de Corrientes y en Racing, no tuvo grandes impactos y el 25 de octubre de 1997 jugó su último partido como profesional, por la fecha 10 del Apertura, y nada menos que ante River. Inició como titular y el técnico Héctor Veira lo reemplazó en el ET. El Millonario había empezado ganando pero el Xeneize lo dio vuelta para sentenciar un 2-1. Esa noche, Diego dejó otras de sus frases para el recuerdo: “Boca jugó a lo Boca y River fue River. Jugó un gran primer tiempo y en el segundo tiempo... se le cayó la bombacha”.

Etapa 5: 2000-2010

Acaso la primera de las más delicadas en la vida del mejor de todos los tiempos. Con excepción de su primera internación, ocurrida en 1997 por un cuadro de presión arterial sufrido en Chile, en esta década fue ingresado a distintos nosocomios en cuatro oportunidades, llegando en una a estar al borde la muerte.

Fue en enero de 2000 cuando fue internado de urgencia en el Sanatorio Cantegril debido a una crisis hipertensiva y un cuadro de arritmia ventricular. Se encontraron restos de cocaína en su cuerpo y una vez que le dieron el alta viajó a Cuba para someterse a una desintoxicación y tratamiento contra su adicción.

Para entonces ya se había peleado con su histórico representante y amigo, Guillermo Cóppola, distintas mujeres alrededor del mundo le reclamaban la paternidad de sus hijos y los costos económicos, y la guerra por la marca Maradona entre familiares y círculos íntimos que cambiaban de nombres con facilidad, aprovechaban las debilidades de Diego para sacar sus tajadas.

Diego perdía plata, propiedades, su imagen y figura se erosionaban por sus excesos y escándalos. Pero volvió, una y otra vez volvió.

En 2008 asumió la conducción técnica de la Selección Argentina. Fue un ciclo mejor de lo que se lo recuerda, con 24 partidos dirigidos de los cuales ganó 18, no empató y perdió seis, pero sentenciado por el lapidario 0-4 ante Alemania en los cuartos de final del Mundial de Sudáfrica 2010.

Etapa 6: 2010-2020

Sin lugar en el fútbol argentino pese a la oportunidad que esperaba y aseguraba merecer, Diego encontró en el exterior su continuidad como DT. Primero en el Al Wasl de Emiratos Árabes y más tarde allí en el Al-Fujairah. En 2018 Dirigió a los Dorados de Sinaloa en México pero la espina seguía clavada en su costado. Su país le daba vuelta la cara cada vez.

En esta, la década que transcurrió hasta el presente, sufrió otras cuatro internaciones y hasta una muerte que no fue. En 2012 fue ingresado por cólicos renales, en 2018, tras la última fecha de la zona de grupos del Mundial Rusia 2018, vivió con tanta emoción el triunfo de la Selección ante Nigeria, por lo que se descompensó y fue internado. Ese día se informó de manera falsa que había fallecido. En 2019, en tanto, sufrió un sangrado estomacal por el que también debió ser atendido de urgencia.

El llamado de Gimnasia de La Plata para ofrecerle en 2019 el cargo de entrenador volvió a darle sentido a su vida. Volvió a reír en momento de máxima angustia por la pérdida de su madre y su padre. Por el alejamiento de Dalma y Gianinna más allá de haberse acercado a sus otros hijos reconocidos, Diego Jr., Jana y Diego Fernando. La luz de sus ojos, decía, era su nieto Benjamín, hijo de Gianinna y Sergio el Kun Agüero, pero volver a dirigir en su país fue la vitamina de una nueva etapa.

Llegó el viernes 30 de octubre de 2020. El día en que cumplió 60 años. El mundo celebraba la Navidad Maradoneana desde el primer minuto del día con saludos y homenajes que se extendieron durante toda la jornada, un día en el que en circunstancias del reinicio del torneo argentino tras más de siete meses de pausa por la pandemia, mostró una imagen impactante: un muy mal estado de salud que apenas le permitió estar un puñado de minutos en el campo de juego donde Gimnasia hacía su presentación y con la permanente asistencia de sus colaboradores antes de retirarse a su domicilio y, más tarde, ser internado en una clínica de La Plata. Fue el cumpleaños más triste.

Primero fue estabilizarlo emocionalmente por el bajón de ánimo con el que llegó. Luego se intentó reorganizar sus dosis de medicamentos, todos los que consume. Su médico ordenó distintos estudios para establecer un diagnóstico: se determinó un hematoma subdural por el que debió ser trasladado a una clínica de la zona norte del conurbano bonaersense para someterse allí a una cirugía que descomprimiera el cerebro presionado por el coágulo.

“Ese chico se llama Diego Maradona. La rompe. Pero se mantiene sin afectaciones ni agrandes”, escribió Horacio Del Prado en la nota del 73. Maradona fue todas las personas posibles. Fue todos los dioses y demonios. Fue idioma y silencio. Fue bronca y dolor. Fue el triunfo de un país, fue el desafío de una nación. Fue las Malvinas Argentina contra Inglaterra y fue pueblo. Fue música, fiesta y excesos y si yo fuera Maradona viviría como él.

"​Presidencia decreta tres días de duelo nacional por el fallecimiento de Diego Armando Maradona", se anunció de manera oficial tras la difícil noticia de la muerte del 10. Hasta el momento no se adelantó mucho más de cómo será el sepelio ni la despedida popular. Pero sí es un hecho de que habrá 72 horas para llorar al mejor jugador de la historia.

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