l hecho político de mayor trascendencia en la semana es que de tanto insistir con el mensaje de luchar por el federalismo, de levantar la frente en las provincias del interior, de comprender el valor y los merecimientos de los misioneros, empieza a ser carne y multiplicarse en otros importantes actores de la vida social. La prédica del misionerismo se empieza a comprender y empieza a convertirse en la prédica de cada uno de los misioneros.
Tener un Obispo de una Diócesis tan importante como Puerto Iguazú, que comprenda el mensaje del federalismo, que en una fecha patria recoja y transmita la idea como lo viene haciendo hace años Carlos Rovira y los gobernadores del Frente Renovador, es también comprender el mensaje de los misioneros en las urnas el pasado 7 de mayo, cuando apoyaron rotundamente la idea de seguir con una Misiones de pie que no se entregue a las peleas inútiles por el poder sino que se mantenga en la firme posición de reclamar hasta el cansancio que la Nación se haga cargo del abandono hacia las provincias del Norte y redistribuya los recursos con mayor justicia y equidad.
No se puede seguir dilatando la solución a los problemas de fondo, como la llegada del gas natural, la terminación de las autovías, la infraestructura en comunicación y conectividad, los fondos para viviendas y servicios básicos, entre otras cuestiones, mientras la economía de ésta provincia es la séptima aportante al tesoro nacional, por la estrategia exitosa de su política económica, y recibe como la decimonovena por la desigual ley de coparticipación.
Profundizando el análisis del resultado del 7 de junio, se entiende que el electorado misionero apoyó el modelo de una provincia blindada de la grieta nacional, que prioriza la solución a los problemas locales y que para eso ya tiene como propuesta a los candidatos más formados que representan nuestros intereses para ir como diputados y senadores nacionales a plantear lo que el país central nos debe, a llevar el mensaje que pronunció casi el 70% de los ciudadanos.
Es el mismo mensaje de Mariano Moreno hace más de 200 años, que rememoró Carlos Rovira en la semana en su cuenta de Twitter, resaltando que si los pueblos o las provincias no saben lo que valen, vivirán de ilusión en ilusión y, con mucha suerte, lo único que cambiarán es un tirano por otro en el gobierno central y unitario, porque no se dedicó nunca a resolver los problemas graves que padece el interior del país.
El Obispo de Puerto Iguazú, Nicolás Baisi, en el marco del Te Deum por la celebración del 25 de mayo, realizó una encendida defensa del federalismo y cuestionó el modo en que el gobierno nacional históricamente se ha relacionado con Misiones: “¿Fue un buen negocio cambiar un tirano a 9.000 kilómetros por uno mucho más cercano, a unos 1.000?”, se preguntó, en lo que fue la frase más saliente de su alocución.
Luego de reflexionar que la patria no nace el 25 de mayo de 1810 “porque ya había nacido 300 años atrás”, el religioso desarmó dicho relato al afirmar que esa versión de los hechos olvida “300 años de historia guaraní y de gesta heroica del español en las tierras coloradas”.
En la ceremonia realizada en la Iglesia San Pedro Apóstol de la localidad de San Pedro, de la que participaron entre otros funcionarios provinciales el gobernador Oscar Herrera Ahuad y el vencedor de las pasadas elecciones Hugo Passalacqua, Baisi incluyó en su alegato una histórica bandera que sostiene el Frente Renovador hace 20 años: la Nación argentina tiene una deuda histórica con Misiones y la debe saldar.
Por primera vez un purpurado realiza una auténtica interpretación y rescata el legado la tierra sin mal, en forma constructiva, mirando hacia el futuro, lo cual le da altísima jerarquía al momento especial que vive Misiones, en concordia, en crecimiento y plantada con ideas y proyectos concretos a largo plazo.