El equipo de Marcelo Gallardo sustentó el éxito en la categoría de Alario, auxiliado por Sebastián Driussi, y la buena tarea del arquero Augusto Batalla durante el tiempo que ocupó su puesto.
La gran novedad del partido fue la elección de un nuevo sistema táctico por parte del “Muñeco” Gallardo, que dispuso en cancha un 3-4-1-2 que necesitará de algunos ajustes de cara al futuro, y que será modificado, con el regreso al 4-4-2, en caso de que concrete la adquisición del volante de Rosario Central, Walter Montoya.
Por momentos, River exhibió ráfagas de buen fútbol. En especial, cuando Alario y Driussi tomaron contacto y la pelota pasó por los pies de Ignacio Fernández. A esos nombres no se acopló Gonzalo Martínez, quien tuvo una floja labor que resintió el despliegue del equipo en varios pasajes del primer tiempo.
El gol del último campeón de la Copa Argentina fue lo mejor de la primera etapa. La sociedad Alario-Driussi, que tantas alegrías concedió el año pasado, conectó el balón en el mediocampo y entre los dos generaron el único festejo de la tarde en Orlando, con una definición exquisita del ex Colón de Santa Fe ante el arquero uruguayo Nicolás Vikonis.
Luego del gol de Alario, el equipo colombiano, con el debut de Miguel Ángel Russo como entrenador, encontró espacios y manejó el balón. Fueron minutos donde River mostró desajustes en la marca, tanto en la zona media como en la línea defensiva, pero Batalla resolvió de manera sólida las pocas veces que lo exigieron.
En el segundo tiempo los dos equipos sacaron provecho de la opción extendida en materia de cambios.