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a Corte Suprema de Brasil confirmó que el juicio de destitución de la presidenta Dilma Rousseff podrá proseguir, aunque el Senado, más favorable a la mandataria que la Cámara de Diputados, tendrá la última palabra. Por 9 votos contra 2, los jueces del máximo tribunal rechazaron los recursos que presentó el presidente de la Cámara Baja, Eduardo Cunha. El legislador había cuestionado las reglas que se establecieron en diciembre y sus planteos terminaron por trabar el proceso.
El máximo tribunal estipuló a fines del año pasado que el Senado tendrá la palabra final para admitir un juicio político contra la Presidenta. La Corte anuló también en diciembre la comisión especial de mayoría opositora elegida por voto secreto y pidió reiniciar el proceso en una votación abierta.
Cunha, acérrimo adversario de Rousseff, cuestionó esas decisiones y argumentó que se trataba de una intromisión del Poder Judicial en el Legislativo. Pero los jueces rechazaron sus cuestionamientos y mantuvieron firmes las nuevas reglas.
Esta resolución permite a la Cámara de Diputados seguir con el trámite e instalar la comisión especial queanalizará en primera instancia si existen argumentos para abrir un juicio contra la mandataria. La Cámara Baja elegirá este jueves esa nueva comisión. Luego, el plenario decidirá si abre un juicio. El Senado tendrá que ratificar esta decisión.
Opositores acusan a Rousseff de aumentar gastos sin permiso previo del Congreso y de tapar agujeros del presupuesto con préstamos de bancos estatales. La dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) dijo que la acusación es un golpe de la oposición y afirmó que las denuncias no tienen ningún sustento.
Este miércoles se confirmó que el expresidente y aliado político de Rousseff, Luiz Inácio Lula da Silva, asumirá como ministro. El cargo le otorgará inmunidad frente a la justicia ordinaria que lo investiga por delitos vinculados al escándalo Petrobras. También salió a la luz una conversación entre ellos, en la que Dilma le dice "usá el acta de asunción cuando la necesites".
En las principales ciudades de Brasil, la gente salió a la calle a exigir la renuncia de la Presidenta.
