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a instalación de un cerco reforzado con alambre de púas y una extensa lona verde que recubre el frente del predio. Un acceso pavimentado en un barrio humilde, plagado de calles de tierra. Constantes incursiones de autos de alta gama y rumores sobre los encuentros religiosos y de asados con referentes de la política y artistas. Eso son solo algunos de las características y datos que intrigan a los vecinos de los alrededores del misterioso monasterio de Nuestra Señora de Fátima de General Rodríguez, donde fue detenido el ex secretario de Obras Públicas José López.
El barrio perdió su tranquilidad habitual desde que el ex funcionario kirchnerista fue capturado por la policía mientras intentaba ocultar en el establecimiento religioso los bolsos con los fajos de dólares -más de ocho millones- y joyas.
El movimiento de policías fue incesante desde que López fue capturado por dos efectivos que llegaron al lugar ante el llamado al 911 de Jesús Omar Ojeda, un vecino que vive frente al monasterio. "El muchacho estaba yendo a trabajar y se encontró con el tipo revoleando los bolsos", contó a este medio la dueña de un almacén de la zona, que vive hace 30 años en el lugar.
Algunos vecinos de los alrededores del monasterio no salen de su asombro por la cantidad de dinero que López intentó ocultar antes de ser arrestado. Nadie, salvo Jesús, escuchó al ex funcionario que llegó a bordo de su Chevrolet Meriva en plena madrugada. Otros no están sorprendidos ya que desde hace tiempo sospechaban que algo ocurría en el misterioso lugar donde viven dos monjas de clausura y una superiora, de 94 años.
¿Por qué se instaló un cerco con alambre de púas?
La mayoría de los vecinos de General Rodríguez aseguraron que hace aproximadamente dos meses se instaló en el frente del monasterio, donde está el portón de ingreso por el que López revoleó los bolsos con dinero, un cerco con alambres de púas. Tiene más de dos metros de altura. Se colocó, además, una extensa lona verde que impide ver hacia el interior del edificio religioso. El cerco cumple su objetivo: es imposible ver desde enfrente lo que pasa en el interior del monasterio. La obra alertó a los habitantes de las casas aledañas. "¿Para qué taparon todo si es un convento? Es todo muy extraño", afirmó Antonio a bordo de un ciclomotor, antes de bromear con un vendedor ambulante: "Si yo lo hubiese encontrado [a López], no quedaba nada en los bolsos".
"El alambrado lo pusieron hace un mes o un poco más. Antes estaba todo abierto", afirmó un joven que llevaba a su hija al colegio en bicicleta. Vive a una cuadra del establecimiento, pero no escuchó "nada" la noche en que el diputado del Parlasur por el Frente para la Victoria cayó preso. En uno de los pilares que sostiene el alambrado un cartel advierte: "Este monasterio cuenta para su seguridad con un sistema de cámaras filmadoras".
