No es la primera vez que, en otro reflejo del “escándalo de la normalidad” que representa, el Sumo Pontífice sale de la Santa Sede para hacer shopping personalmente, como una persona cualquiera.
El 3 de septiembre del año pasado, en efecto, creó revuelo en el corazón del centro histórico de Roma al aparecer en una óptica de la Via del Babuino, cerca de Piazza del Popolo, para cambiar sus lentes.
“No quiero un armazón nuevo, sólo rehacer las lentes, no quiero gastar. Pero hágame pagar lo debido”, le había explicado al dueño. En las imágenes aparecidas ahora en Facebook de su nueva escapada a un negocio de ortopedia, puede verse al Papa bendiciendo un crucifijo.