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n la noche del miércoles todo era desconcierto e indignación en la localidad de Bernardo de Irigoyen por el ataque a un comerciante de 87 años, a quien lo hirieron de gravedad de un golpe de la cabeza, al tal punto que hasta el cierre de esta edición su vida permanecía con riesgo.
La víctima es Wilmar Fernández, padre del intendente de la localidad, Guillermo Fernández, quien estaba siguiendo de cerca la evolución de su padre.
Investigadores de la Unidad Regional XII confiaron que tomaron conocimiento del caso cerca de las 18.30, cuando un vecino alertó que encontró al anciano tirado en su local comercial, ubicado en el ingreso a la localidad, justo frente al monumento conocido como “El Indio”.
Estaba tendido sobre un charco de sangre y había una pata de cabra a su lado.
Cuando una comisión llegó al lugar se topó con la escena, por lo que el hombre fue trasladado de inmediatamente al hospital local. Allí, los profesionales lo atendieron y estabilizaron para luego disponer su traslado de urgencia al Samic de Eldorado.
Según confirmaron fuentes de confianza, el hombre tiene fractura de cráneo, perdió muchísima sangre, permanecía hasta anoche en coma farmacológico y su estado es delicado. Incluso los profesionales desistieron de derivarlo a Posadas.
“Está muy complicado, estamos esperando a ver qué nos dicen”, confió el mandatario comunal en un breve diálogo telefónico con este medio en la víspera. Tanto él como sus hermanos seguían muy de cerca el minuto a minuto.
La pesquisa, según consignó un importante funcionario policial, estaba en pleno proceso y hasta ayer a la noche no había mayores elementos en donde indagar. Es que en del lugar “no se robaron nada, ni había desorden”, dijo.
En razón de esto, la versión inicial del asalto tiene poco tiene sustento, al menos por ahora. Tampoco imaginan algún tipo de ajuste de cuentas, debido a que el hombre es un reconocido y querido vecino de la localidad, que no tiene deudas, ni problemas económicos.
Wilmar vive justo arriba del local comercial con su mujer y en la zona nadie vio ni escuchó nada del ataque.
