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EDUCACIÓN

03/07/2020

Aprobaron el protocolo nacional para la vuelta a clases presenciales

En asamblea del Consejo Federal de Educación (CFE), el ministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, y sus pares de las 24 jurisdicciones del país, aprobaron hoy jueves de manera unánime el documento “Protocolo Marco y lineamientos federales para el retorno a clases presenciales en la educación obligatoria y terciaria”.

Aprobaron el protocolo nacional para la vuelta a clases presenciales
E

sta resolución que fija los lineamientos obligatorios marco y recomendaciones generales, que le permitirá a cada provincia y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, elaborar planes progresivos y acorde a sus particularidades que garanticen un retorno seguro a los establecimientos en el momento en que la situación epidemiológica lo permita.

“Esta reunión es parte de la estrategia conjunta que venimos transitando para poder proyectar un regreso seguro a las aulas, priorizando siempre la salud de toda nuestra comunidad educativa. La realidad de la circulación del COVID-19 en el país es muy diversa, por eso sostenemos la importancia de la construcción de consensos ayudando a contener y derribar los lógicos temores que pueden tener nuestras familias, docentes y estudiantes”, sostuvo Trotta.

A su vez, Trotta se refirió a los próximos pasos que se llevarán adelante: “Partimos de una base, como señala el DNU, relacionada a la situación de la circulación del virus; luego, la preparación de las escuelas, garantizar la seguridad e higiene. También, tenemos la obligación de avanzar en las instancias de formación y capacitación del personal docente y no docente de cara a la vuelta a las escuelas, al mismo tiempo que prepararemos a nuestras y nuestros estudiantes y familias para la nueva normalidad de las aulas”.

El protocolo marco y los lineamientos federales establecen un conjunto de pautas de trabajo que promueven un ordenamiento en las actividades inherentes al retorno a las clases presenciales, basadas en criterios sanitarios y salud y seguridad en el trabajo, así como de organización escolar y pedagógica.

El documento constituye un piso mínimo de requerimientos para la apertura de instituciones educativas, a partir de los cuales cada jurisdicción podrá agregar criterios adicionales y adecuarlos a la realidad local. Estas pautas básicas para el rediseño de la dimensión física y de los flujos del movimiento dentro de la escuela se basan en el distanciamiento físico, el tiempo de exposición, la dinámica del aire y la higiene personal.

 

Qué características tendrá la reanudación de clases presenciales

Se realizará a través de un escalonamiento progresivo, de acuerdo con criterios epidemiológicos de evolución de la pandemia y las características sociodemográficas de cada región y la asistencia será alternada por grupos de alumnos/as de manera de garantizar el cumplimiento de las normas de distanciamiento social, articulando tiempos de presencialidad y de no presencialidad bajo un modelo “bimodal”. Para ello, resulta imprescindible volver a mirar pedagógicamente la planta física de la escuela, imaginar la nueva jornada escolar (desde el inicio a la finalización), establecer un orden desde la llegada de los desplazamientos y la utilización de cada uno de sus lugares, considerando que la estructura edilicia también es educativa.

Cada jurisdicción podrá construir reglamentaciones propias complementarias. Para ello, las provincias deberán presentar un Plan Jurisdiccional de retorno a clases presenciales ante el Ministerio de Educación de la Nación, a través de la Secretaría General del Consejo Federal de Educación. El mismo deberá contemplar en su organización y alcances, lo establecido en el documento acordado y tener la aprobación de las máximas autoridades educativas y sanitarias de cada jurisdicción.

El protocolo prevé exigir a los establecimientos educativos una readecuación previa de las instalaciones y de capacitación de todo el personal. Así, deberán asegurar acceso a agua potable, jabón, toallas de papel descartables, alcohol en gel o líquido al 70°, en todas las instalaciones.

Además, será fundamental la adecuación de las aulas y espacios comunes para lograr el distanciamiento físico necesario. Esta idea se conoce como aula “burbuja”, donde se sientan, en forma de cruz, ocho estudiantes, separados por una distancia mínima de 1,5 metros.

También se propone que las escuelas diseñen un esquema de grupos aúlicos integrado por niños de similares barrios y que, a su vez, se trabaje sobre el control y detección de vacunación y enfermedades de los alumnos.

Será obligatorio desde los primeros grados el uso de tapabocas casero que cubra boca, nariz y mentón. No así para jardines de infantes.

Otro de los grandes desafíos que plantea la vuelta a clases es el uso del transporte público. Cada distrito deberá desarrollar un plan de transporte que garantice una mayor frecuencia de colectivos para evitar las aglomeraciones en la hora pico.

Sin embargo, la nueva normalidad en la que ingresará el sistema educativo también plantea que aquellos docentes o alumnos que presenten patologías previas o de base puedan continuar con sus tareas de manera virtual. Mientras que en caso de registrarse un caso positivo de Covid-19 o ante la sospecha de uno, se suspenderán las clases por un día para realizar desinfección exhaustiva del establecimiento.

 

Tampoco se podrán realizar eventos o reuniones dentro de los colegios

Las instituciones asumirán formatos distintos que se caracterizarán por articular lo presencial con lo no presencial, abriendo el camino para el desarrollo de una “bimodalidad” que pueda dar respuesta a los requerimientos de las trayectorias educativas.

Uno de los aspectos que destaca el protocolo tiene que ver con “evitar reuniones de docentes u otros miembros de la comunidad educativa en espacios donde no pueda cumplirse el distanciamiento” y además piden “no compartir mate, vajilla, útiles, ni otros utensilios personales”.

Al mismo tiempo, recomiendan evitar “contacto físico de todo tipo como besos, abrazos, apretones de manos, puños, entre otros” y destacan la necesidad de “establecer protocolos o recomendaciones especiales para personas con discapacidad y sus acompañantes”. Por otro lado, mantienen la exención de asistencia al trabajo para aquellas personas que se encuentren dentro de los grupos de riesgo.

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