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otalmente desapercibido el pase de Prat-Gay y Gerardo Morales por Misiones, igual como fue la visita de Horacio Rodríguez Larreta dos semanas atrás. Juntos por el Cambio ya no mueve la aguja, no genera expectativas en la gente. Primero porque perdieron el efecto de la novedad de 2015, segundo porque su gestión fue tan desastrosa al punto que le permitieron volver al kirchnerismo al poder; y tercero porque los últimos tres años solo se dedicaron a pelear entre ellos para ver quién encabeza las candidaturas a la presidencia y los cargos menores en las provincias. Mientras la gente está preocupada por su economía y su seguridad, ellos pelean por poder, cargos y caja.
En medio de su realidad paralela, alejada totalmente de las preocupaciones de la gente, el PRO se reunió el martes en CABA para tratar de apaciguar las peleas y para unirse en contra del radicalismo pensando en ganar las PASO y poner el candidato a presidente. La reaparición de Macri con pretensiones presidencialistas acelera el quiebre del frente. Morales en su paso por Misiones le devolvió con munición gruesa, diciendo que el ex presidente no tuvo plan de gobierno en los cuatro años de gestión, y mostró una diferencia central que los aleja: “no estoy de acuerdo en privatizar Aerolíneas Argentinas” dijo.
En la Tierra Colorada están igual. El radicalismo ve impotente como el PRO los denostó y lo sigue haciendo, pretendiendo nuevamente tomar todas las riendas del armado político para el año próximo. La huida permanente de jóvenes radicales, decepcionados del manoseo de su partido, es una señal de alarma que la dirigencia tradicional y conservadora se niega a reconocer. Prefieren mantener sus privilegios antes de tener un partido grande, abierto y con oportunidades para las nuevas generaciones.
Hoy la juventud misionera está activa, atenta, no compra cualquier discurso, por eso el vacío en los actos de Larreta y Morales. No les cree más. Ven que la opción más genuina de cambio para el país es Javier Milei, y así lo reflejan las encuestas donde alcanza el 50% de intención de voto entre los menores de 24 años para presidente.
Esa juventud que adhiere a las ideas de Milei, en Misiones se inclina claramente por el Frente Renovador porque lo ven como el único espacio político que abre las puertas, le brinda espacios y oportunidades de desarrollarse, crecer, capacitarse e insertarse en la política para cambiar la realidad. Ese mismo motivo es el que llevó a tres camadas de radicales a sumarse al misionerismo en los últimos meses.
Algunos intelectuales de la política local interpretan que se está dando una especie de refundación de la renovación, con la incorporación de jóvenes, radicales, peronistas e independientes que provienen de ámbitos profesionales, deportivos, rurales, empresariales y civiles.
El frente que gobierna Misiones no deja de recibir nuevos integrantes que se acercan con inusitado interés en ser parte de una neo renovación, ayudar a que la provincia siga creciendo como lo viene haciendo, diferenciándose de la Nación y de los dos grandes frentes nacionales que no han generado nada para el interior del país durante sus mandatos presidenciales.
La gente percibe que solamente ponen fotos en redes sociales y medios amigos tratando de engañar al electorado con una supuesta unidad que no existe. En realidad, se quieren “partir la cara” como le dijo Patricia Bullrich al principal funcionario de Rodríguez Larreta.
La gente no come vidrio y apuesta al espacio que le otorga certezas, gestión y cercanía. Justamente por eso Carlos Arce aparece por lejos como el candidato con mayor intención de voto en una encuesta realizada en la primera semana de noviembre en todo el territorio misionero. El vicegobernador triplica en votos a los postulantes de Cambiemos y el Frente de Todos, que apenas llegan a un dígito, entre los que se midieron a Humberto Schiavoni, Florencia Klipauka, Martín Goerling y Cristina Brítez.
Queda mucha tela por cortar pero el panorama es claro. En Misiones la certeza del gobierno incentiva a los ciudadanos a cuidar la gestión, colaborar y hacer que siga creciendo; mientras tanto, en lo nacional, el hartazgo con los dos grandes frentes da lugar a una nueva experiencia encarnada en el candidato liberal.
