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NOTA DE OPINIÓN. POR HÉCTOR KOVALSKI

01/11/2020

La realidad del descontento social, comienza a imponerse. Las encuestas mandan.

Si a algo le temen y hacen caso los políticos, es a las encuestas. Es el GPS que guía sus pasos y a través del cual se mueven día a día...

La realidad del descontento social, comienza a imponerse. Las encuestas mandan.
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a orden del cambio que comenzó a vislumbrarse en la Argentina, desde ayer, viene de muy arriba. Tan de arriba, que produjo cuatro hechos de enorme trascendencia institucional para el país. En menos de veinticuatro horas, se produjeron pronunciamientos de jueces que, hasta antes de ayer, eran de dudosa ocurrencia. En primer lugar, la Justicia federal de Formosa le dio 72 horas al gobierno de esa provincia para que deje ingresar a la familia que duerme en la ruta hace 17 días debido al cierre de fronteras por la pandemia del coronavirus. En segundo lugar, la Justicia de la provincia de Entre Ríos falló en contra de Dolores Etchevehere y y Juan Grabois, ordenando la restitución del campo a los demás integrantes de la familia Etchevehere. En tercer lugar, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, ordenó a la policía de su provincia, que proceda a acatar la orden judicial de desalojo en la toma de Guernica. Y en cuarto lugar, pero no menos importante, la Iglesia argentina, a través de la  Conferencia Episcopal Argentina (CEA) se pronunció en contra de las tomas de tierras. Dijo, ayer jueves, que la Iglesia Católica "no avala las tomas" de tierra, que "nada justifica la intrusión y la violencia a costa de la vida y los derechos de los demás" y planteó que, "más que nunca, se hace necesario un Estado presente que se haga responsable de políticas proactivas en materia de acceso a la vivienda y al trabajo digno".

Puede alguien dudar que estos hechos, de enorme trascendencia para el país, se produzcan todos juntos, el mismo día, casi a la misma hora? Nada es casualidad. Nunca. Y menos en política.

Y hay un quinto hecho, crucial, que enhebra los demás sucesos. La Carta de Cristina. Lapidario y contundente método de desmarcarse de su delfín, el presidente Alberto Fernández.

Hay un principio filosófico enunciado por el erudito Guilllermo de Ockham, monje franciscano y filósofo del siglo XIV que sostenía que la explicación más sencilla suele ser la correcta. A este principio se lo conoce como la ‘navaja de Ockham’ o ley de la parsimonia. Literalmente, su enunciado nos dice que “la pluralidad no debe postularse sin necesidad”.  Ockham nos dice que, ante dos teorías en igualdad de condiciones, sobre un mismo fenómeno, la más sencilla tiene más posibilidades de ser la correcta. La navaja, como metáfora, hace referencia al empeño del filósofo por eliminar o cortar todas aquellas ramas que sobran, dejando solo la “rama” más firme.

La explicación más sencilla para todos estos hechos producidos en el país esta semana, fue una orden de muy arriba, que hizo actuar al únisono y coordinadamente, y en un sólo día, al Papa Francisco, a Cristina Kirchner, a Alberto Fernández, a gobernadores y al sistema judicial argentino. La orden partió del Soberano. Y fue dada a través de innumerables encuestas receptadas por sociólogos amigos, enemigos y neutrales.

Algo está pasando en la Argentina de estos días que obligó a la alianza que llevó al  peronismo al poder, a desalojar por la fuerza la toma bonaerense de Guernica y a aceptar la derrota de Grabois en la usurpación de Santa Elena, al pronunciamiento de la Iglesia Católica, y a restablecer el respeto a la ley, que ayer pareció recuperar algo de su desgastado estatus de bien supremo. La realidad que deja ver las encuestas es que cada vez son más, los argentinos que cansaron de que esta nueva Alianza que accedió al poder el 10 de diciembre de 2019, los tomen por estúpidos.

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