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17/03/2023

Ocho conductas perjudiciales de los padres hacia sus hijos

Ocho conductas perjudiciales de los padres hacia sus hijos
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adie puede negar que ser padre o madre trae muchas alegrías, pero también implica muchas responsabilidades. Criar a un hijo no es tan simple como parece. Exige atención, dedicación, afecto, tiempo…. No siempre es fácil.

 Los padres y las madres son las principales figuras de referencia para sus hijos y las actitudes que toman para guiarlos, acompañarlos y educarlos tienen consecuencias a largo plazo. Durante la crianza, surgen comportamientos erráticos, como la sobreprotección y la sobreexigencia, que no son adecuados para una buena salud emocional.

Cuando aparecen frecuentemente actitudes como comparar, culpar, controlar, faltar al respeto, exigir e incluso humillar en la relación entre padres e hijos, hay que tener mucho cuidado. Ser víctima de padres tóxicos o padres narcisistas, puede afectar negativamente la vida y el desarrollo hacia la edad adulta. Incluso si no se dan cuenta o no lo hacen a propósito.

Los padres que sobreprotegen a sus hijos se ocupan de todas sus tareas y problemas. (Foto: Adobe Stock)
Los padres que sobreprotegen a sus hijos se ocupan de todas sus tareas y problemas. 

La psicóloga y docente Natalia Campoya (M.N. 61.946) enumeró algunas de las señales comunes de una madre o un padre tóxico:

  1. Exigir en exceso: Ocurre cuando los adultos tienen rasgos excesivamente perfeccionistas y baja tolerancia a la frustración. Tienden a señalar y recordar los errores que no se ajustan a lo que esperan. Como consecuencia, los hijos pueden desarrollar sentimientos de inferioridad, baja autoestima, un estilo de personalidad poco flexible a los cambios y escasa capacidad de tolerancia para sí mismos y para el entorno.
  2. Manipular: La actitud manipuladora, consciente o inconsciente, identifica las debilidades del otro y las usa para satisfacer deseos, objetivos y necesidades propias. Es común, por ejemplo, que frente a una separación o divorcio, uno de los padres empiece a manipular a los hijos para molestar a la expareja.
  3. Tener intransigencia e intolerancia: Los adultos rígidos no aceptan ideas, emociones, comportamientos, opiniones de sus hijos. Y los obligan a no contradecir sus planteos. Construyen, en estos adultos en desarrollo, vínculos basados en la intolerancia, el exceso de obediencia, el aplanamiento afectivo y la ausencia de empatía.
  4. Criar sin educación emocional: Existen padres y madres que no permiten que sus hijos manifiesten sus emociones. Esta represión provoca que no puedan desarrollar la capacidad de autocontrol ni de gestión de las emociones. Tampoco ayuda a generar empatía para gestar conciencia de sí mismos y del entorno que los rodea.
  5. Ser demasiados críticos: Eso genera altos niveles de hostilidad y desconfianza. La permanente falta de reconocimiento tenderá a reforzar negativamente los comportamientos que se buscan extinguir o corregir.
  6. No dialogar: Los hijos, de cualquier edad, necesitan sentir cercanía, comprensión, empatía y amor por parte de sus padres. Entablar encuentros donde se propicie el diálogo basado en el respeto y la claridad contribuye a incrementar la seguridad y la confianza, por ejemplo para atravesar miedos o futuras situaciones conflictivas que se les presenten.
  7. Ser sobreprotectores: Provoca en los hijos inseguridad, ausencia de autonomía, dificultad en entablar relaciones con los otros y tendencia a los vínculos codependientes. También obstruye su capacidad de adaptación.
  8. Proyectar frustraciones: Hay padres o madres que tienden a culpabilizar a sus hijos por no realizar o cumplir sus propios deseos. Proyectan en ellos la no concreción de sueños personales. Se detectan situaciones donde los hijos son llevados a vivir una vida que los adultos no pudieron realizar. Por ejemplo, la realización de alguna carrera universitaria.
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