Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti ingresarán en los próximos días a la Corte Suprema.
Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti ingresarán en los próximos días a la Corte Suprema.

Cada tiempo político tiene la Corte Suprema que se le parece. O se merece. En un país como la Argentina, con un sistema político tan hiperpresidencialista, el máximo tribunal queda emparentado de manera equívoca con el Poder Ejecutivo del momento. Estuvo la Corte de Raúl Alfonsín -que creó la primera de la democracia recuperada-, la de Carlos Menem -que la amplió a 9 miembros y consolidó una "mayoría propia"- y la de Néstor y Cristina Kirchner -que incorporó juristas de prestigio y que, al final, bloqueó muchos de sus planes políticos-. Con la inminente llegada de los destacados juristas Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti esa costumbre podría cambiar. Es que el propio presidente Mauricio Macri se mostró en favor de no intervenir en el Poder Judicial y mantener -a su manera- distancia.

La llegada de los dos juristas se concretará de manera rápida después de la publicación en el Boletín Oficial (prevista para mañana o pasado) de ambas designaciones, tras la aprobación por una holgada mayoría en el Senado. Fuentes del máximo tribunal confirmaron que será un proceso ágil que se tomará "en pocos días", con una ceremonia que encabezará el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, quien ya se reunió con los dos. Él les tomará juramento y concluirá así la extensa vacancia que dejaron Raúl Eugenio Zaffaroni y Carlos Santiago Fayt. De una Corte de tres volverá a funcionar una completa de cinco miembros, número que podría ser provisorio, debido a que hay en marcha negociaciones políticas para extender a siete -con dos juristas mujeres- la actual composición, que se completa con Elena Highton de Nolasco y Juan Carlos Maqueda.

En las últimas horas se aceleraron las reuniones. Lorenzetti recibió a Rosenkrantz en una cena la noche del lunes feriado, a quien conoce desde hace décadas y compartió intereses académicos, charlas y exposiciones. La semana pasada fue el turno con Rosatti es doctor en Ciencias Jurídicas como él, recibido de la Universidad del Litoral, y al que conoce desde Santa Fe. El actual presidente de la Corte es de Rafaela, ciudad donde también el hijo de Rosatti tiene un cargo en el juzgado federal local. Rosatti fue funcionario de Néstor Kirchner y, en la década del 90, intendente de Santa Fe.

 
 
 
 
 
 
 

Con los dos, al ser un cuerpo colegiado, Lorenzetti debe coordinar desde cuestiones de funcionamiento de la Corte Suprema, hasta administrativas y "edilicias". Designación de personal, definición de oficinas y despachos y recursos.

Pero lo más relevante del ingreso de ambos juristas es una condición que comparten: un compromiso desde sus lugares -uno en la academia y el otro en la gestión-  en la lucha contra la corrupción de los funcionarios públicos. La corrupción -y la impunidad- fue uno de los temas mencionados por Lorenzetti como de alta importancia para la Corte Suprema actual en la apertura del año judicial:

El tema de la corrupción ha sido una política de Estado desde hace ya unos años. Y hemos tratado de crear un marco posible para que las investigaciones sean orientadas más a los resultados. Muchas veces encontramos estas dificultades que son las que nos transmiten los jueces, y por eso hemos creado un cuerpo de peritos anticorrupción que se hizo por concurso. Hoy se terminó el concurso, hemos firmado la resolución y decidimos también ampliarlo, para que tengan los jueces mayor asistencia en este campo, en lo que se refiere al lavado de dinero y delitos de complejidad económica.

Con la posición fijada por Lorenzetti y las que anteceden a Ronsenkrantz y Rosatti, el perfil que podría tomar la "nueva Corte" que comenzará a funcionar en las próximas semanas.