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MALESTAR Y PREOCUPACIÓN

20/08/2020

Cura del Obispado de Iguazú tiene graves denuncias por abusos a menores

Se trata de Raúl Sidders quién fue trasladado a principios de año a Iguazú donde sigue en contacto con menores y es capellán de Gendarmería. Este jueves fue denunciado por una joven de 26 años presunta víctima de abuso sexual cuando tenía 12 años.

Cura del Obispado de Iguazú tiene graves denuncias por abusos a menores
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l cura Raúl Anatoly Sidders quién actualmente está en funciones en la diócesis de Puerto Iguazú, fue formalmente denunciado este jueves por una joven de 26 años presunta víctima de abuso sexual cuando tenía 12 años y el sacerdote católico prestaba servicio en la Escuela San Vicente de Paul en capital de la provincia de Buenos Aires.

La presentación judicial se realizó esta mañana en el Juzgado de Garantías 2 de La Plata, a cargo de Eduardo Luis Silva Pelossi y el fiscal interviniente será Álvaro Garganta, de la UFI 11. La representante legal de la víctima es Pía Garralda.

Sidders prestó servicios en el colegio San Vicente de Paul desde el año 2002. Perteneciente en La Plata a la corriente más conservadora y reaccionaria de la Iglesia Católica, al punto de llegar a tener denuncias en el Inadi (Instituto Nacional Contra la Discriminación) en 2013, cuando en su programa televisivo Ave María Purísima, del que también participaban alumnos de su colegio, trató de “loquitas” y “yeguas” a las mujeres que se habían manifestado en Plaza Moreno frente a la Catedral platense contra de la violencia de género. Luego de este episodio el Arzobispado tuvo que dejar de emitir el programa. Para que no queden dudas, en otra emisión Sidders habían planteado que si existía una plaza llamada «Che» Guevara tendría que haber otra llamada Emilio Massera.

Antes de llegar al Colegio San Vicente, Sidders fue capellán de Gendarmería en Neuquén hasta el 2002, cuando desde ATE y organizaciones mapuches pidieron su expulsión por autoritarismo e invasión de tierras. Desde entonces fue asignado a La Plata, en la diócesis comandada por Héctor Aguer, quien le encomendó la capellanía del jardín de infantes San Bernardo, el colegio San Vicente de Paul y el Instituto de Educación Superior.

A principios del 2020 a la ciudad de Iguazú, Misiones, donde forma parte de la cúpula de la Iglesia de la provincia y presta servicios nuevamente como capellán de Gendarmería Nacional. Aún peor, se encuentra haciendo obras en una iglesia donde funciona un comedor de niños, con quienes está en permanente contacto.

Cabe mencionar que el hombre estuvo en la Iglesia San Miguel de Eldorado dos meses atras.

La denuncia de Garralda apunta a que Raúl Sidders cometió los abusos cuando se desempeñaba como sacerdote del colegio San Vicente de Paul de La Plata.

El diario PRIMERA EDICIÓN tuvo acceso con la presentación judicial en la que la víctima resume: “Cursé mi primaria y los primeros años de mi secundaria , desde los 11 años hasta los 14 años , desde mediados del año 2004 hasta el año 2007, en que comencé a evitar su presencia hasta abandonar la institución (…) Me confesaba con el padre Sidders en la escuela, me empezó a preguntar si había visto alguna vez a mis papás tener relaciones sexuales, si había visto a mi papá desnudo, si sabía lo que era un pene (…) A los 12, cuando estaba en sexto grado, esta situació empeoró. Me empezó a acosar peor durante las confesiones, me preguntaba si sabía masturbarme y yo le decía que no. Entonces me explicó con sus dedos, sin tocarme, cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido”.

“En la siguiente confesión me preguntó si lo hice y le dije que no. Me preguntó por qué y le respondí ‘no sé’. Ahí se mostró enojado y me dijo: ‘¿Por qué no lo hiciste si yo te dije que lo hagas? Vos tenes que estar preparada porque la mujer tiene que complacer al hombre siempre. Y preservativos no hay que usar, el fin de las relaciones sexuales es procrear’”.

“No recuerdo si en esa oportunidad o en otra que me dijo que si no quería masturbarme tenía que saber complacer al hombre al menos a través con una felación. Le pregunté qué significaba eso, no sabía. Me explicó con su lengua y su mano cómo hacer una felación. Eso no me olvido nunca más”.

“Ese mismo año, en sexto, dio una charla en la capilla en la que explicó quién es Dios. A partir de esa charla, hizo un concurso entre los tres sextos: teníamos que escribir todo lo que él había dicho. El que escribiera y redactara mejor todo lo que había explicado, se ganaba un premio en el buffet. Lo gané yo. Me llevó al buffet, elegí unas galletitas que me gustaban y una gaseosa. Me dijo que no, que podía llevar una sola cosa. Entonces agarré las galletitas. De ahí fuimos a la capilla los dos solos y me preguntó si me había masturbado, si había hecho alguna felación o algo. Le contesté que no, que no estaba preparada todavía. Entonces me propuso enseñarme a mí y a un alumno a tener relaciones sexuales, que nos iba a indicar todo mientras lo hacíamos. Me largué a llorar y le pedí que por favor no lo hiciera, que mis papás no lo iban a permitir y que yo no podía vivir una cosa así. Me dijo que me quedara tranquila, que por favor no diga nada y que cuando fuera el momento lo iba a hacer”.

“En séptimo grado, recuerdo que era invierno, en los recreos adelante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección. Esto ocurrió cuatro o cinco veces”.

“Me seguía confesando con el. Me preguntaba si tenía novio, yo le decía que no tenía relaciones sexuales con mi novio porque no me animaba y el me dijo que al menos le tenia que chupar la p.., yo tenia 13 y yo lo hice con un noviecito que tenía, lo que me generó mucha vergüenza”.

“No quise ir nunca más a ese colegio. Mis papás me mandaban igual, porque decían que eran excusas mías para no ir. Yo no les contaba todo con lujo de detalles, les decía que el Padre me molestaba y que me hacía preguntas raras”.

“Como me siguieron mandando igual no entré nunca más, me rateé todo el año. Me iba sola al centro o a alguna plaza o me iba a la casa de una vecina y no iba a la escuela. Después mi mamá me descubrió y fue a hablar con la directora Mabel, que le dijo que yo iba sólo a calentar la silla y a molestar a mis compañeros. Era mentira, yo no iba”. “O la saca usted o la echamos nosotros y no la toman más en ninguna escuela”, le dijo. Yo tenía 14. Entonces me sacó mi mamá del San Vicente y cuando me buscaron escuela no me tomaron en ninguna, tuve que terminar yendo a una agropecuaria de la Ruta 36”.

Según varias publicaciones periodísticas pesarían sobre él una serie de denuncias de estudiantes de dicho establecimiento educativo por supuestos abusos cometidos en contra de su integridad sexual. De hecho, en redes sociales se viralizaron anécdotas vividas por parte de sus ex alumnos.

«Ustedes, las mujeres, lo único que saben es comer, dormir y coger» dijo el «padre Raúl» entre risas, mientras se presentaba a una de las divisiones del secundario en ausencia de la profesora. «Eso fue en el primer día de clases. Quedé impactada», recuerda Antonia, exalumna del Colegio San Vicente de Paul de La Plata. Los exalumnos varones recuerdan al sacerdote del colegio como «Frasquito», el cura que les hacía preguntas fuera de lugar durante la confesión y los obligaba a masturbarse para guardarse su semen en frascos.

Estos espeluznantes recuerdos acerca de Raúl Anatoly Sidders fueron comentados por sus exalumnos años después de haber terminado el secundario. Los jóvenes recordaron que durante las confesiones el «padre Raúl» siempre preguntaba si se masturbaban, si lo hacían pensando en qué, y en caso de decir que no, les enseñaba a hacerlo, en especial a los varones. Antonia, recuerda que con las chicas siempre había tenido actitudes discriminatorias y denigrantes: “nos ninguneaba, nos decía que éramos gatos. A los varones no los trataba así, eran sus preferidos”.

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