El trabajo señaló que al ingerir este tipo de alimentos, se almacena una mayor cantidad de mercurio en el cerebro, mientras disminuye la densidad de placas amiloides y ovillos neurofibrilares, comunes en la enfermedad.
La universidad analizó más de 300 cerebros para comprobar su teoría. Por último, los investigadores detectaron que el mercurio del pescado representa un riesgo mínimo para personas de edad avanzada