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n medio de la crisis política y económica que vive Brasil, la presidenta Dilma Rousseff armó ayer una conferencia de prensa para corresponsales de los medios del mundo, a dos días de que la Cámara de Diputados aprobara el proceso político en su contra.
La presidenta dijo que Brasil vive un “golpe” y que el juicio político después de la democratización del país es una posibilidad “nunca más lejana”.
En medio de una entrevista con periodistas extranjeros en el Palacio Presidencial, la jefa de Estado también afirmó que no tenía responsabilidad en la crisis económica de Brasil y negó que el país cuente con 10 millones de desempleados. Dilma también dijo que los esfuerzos para que enfrente un juicio político están generando odio e intolerancia y que considera que está siendo víctima de un trato injusto debido en parte a que es mujer.
La mandataria podría ser alejada de su cargo por seis meses si el Senado, a principios de mayo, aprueba el comienzo del impeachment en su contra.
Por su parte, el vicepresidente Michel Temer anunció ayer que guardará silencio “respetuosamente” y esperará, antes de ofrecer definiciones políticas, la votación del Senado.
