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La escena de su propio velatorio dejó helado al anciano, identificado como Cono Millán. Su familia estaba velando a un hombre que, creían, era su pariente, quien había muerto mientras hacía compras en una verdulería.
La dueña de ese comercio llamó al 911, pero nada pudieron hacer por reanimarlo. Además, una nieta de Millán creyó que era su propio abuelo ese hombre que veía en el piso e inició los trámites para enterrarlo una vez que el forense terminara su labor.
Toda la familia salió a la calle a ocuparse del asunto, excepto Pablo, el marido de una de las nietas, quien permaneció en la casa del anciano.
Millán, de 90 años, había salido temprano de su casa ese lunes por la mañana para desayunar con su bisnieto. Luego, el hombre le hizo una visita a un amigo que no está bien de salud y por eso se demoró en volver a su domicilio.
Cuando lo hizo, el anciano se encontró con Pablo. "Alcanzame la llave del portón, me dejaron afuera. ¿Para qué trancaron la reja?", protestó el anciano, conocido como don Cono. "¡A vos te están velando, abuelo!", atinó a contestar el muchacho.
"Yo soy ateo, no creo en nada de esas cosas y no entendía lo que pasaba", aseguró después Millán. "Todos lloraban y yo pedía la llave de mi casa porque me dejaron afuera, se habían ido a la empresa fúnebre a hacer los trámites para velarme", expresó.
El verdadero difunto resultó ser un ex funcionario bancario de 85 años, cuyo cuerpo fue trasladado a otra cochería tras revelarse su verdadera identidad.
