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Estaban en una vivienda del barrio Cooperativa de la localidad de Dos de Mayo. Su estado de salud es bueno.

13/09/2016

Encontraron a dos menores que se escaparon hace tres meses del Hogar La Buena Semilla

Encontraron a dos menores que se escaparon hace tres meses del Hogar La Buena Semilla
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n una vivienda del barrio Cooperativa de Dos de Mayo, personal de la comisaría local localizó a dos menores de 13 años quienes se habían marchado del hogar de la Fundación La Buena Semilla de Eldorado en el mes de junio.

La intervención de la comisaría de la Mujer de Dos de Mayo se dio a partir de un oficio que llegó por medio de la UR-VIII a comienzos de este mes, al presumirse que los adolescentes estaban en el citado municipio. Durante un trabajo de seguimiento que se profundizó este domingo, fueron hallados los menores. Ambos se encontraban en óptimas condiciones de salud y fueron restituidos al Hogar.

La denuncia

El titular del Hogar, Pastor Herman Bothner denunció ante la Comisaría de la Mujer que 3 jovenes de 15, 13 y 12 años desaparecieron del hogar desde el día viernes 24 de junio.

Según la denuncia radicada los tres menores son: Eduardo D. (15), José P. (13) y Emeterio C. (12). En el Hogar durante varios años muchos niños denunciaron maltratos y por ello decidían marcharse del mismo.

RADIO STOP entrevistó en varias oportunidades a familiares que cargaban contra los responsables y los acusaban de “maltratos reiterados” y que se encontraban en “estado de abandono”. Hasta incluso según los adolescentes eran mal alimentados y no accedían a las donaciones. También aseguraron que había golpizas.

RELATOS DESGARRADORES

“Si no trabajábamos, no comíamos” Verónica S. tiene 17 años y cuando tenía 7 pasó nueve meses en el Hogar. Allí, según cuenta, recibió golpizas y debió revolver la basura para alimentarse, mientras los responsables del lugar se quedaban con las donaciones.

La adolescente contó que para poder comer debían trabajar diariamente: mientras las nenas se ocupaban de la limpieza, de lavar la ropa y de los vegetales de la huerta, los varones debían carpir la tierra.

Verónica, que vivió allí junto con sus cuatro hermanos, remarcó que tenían que buscar frutas y verduras de un contenedor de residuos, las limpiaban y las colocaban como ingredientes en la comida, mientras que el encargado y su familia recibían un plato distinto y con ingredientes en óptimas condiciones.

“Ellos comían comidas ricas, y nosotros todo el día sopa de verduras. Agradecíamos los domingos cuando iba un papá, porque comíamos bien”, contó. Además, sostuvo que eran permanentemente hostigados y golpeados: “Llegábamos de la escuela, estudiábamos un rato y ya nos íbamos todos a trabajar, y si no, no comíamos. Nos pegaba parejo, como si fuéramos sus hijos; nos pegaba con cinto o varillas de durazno”.

 La joven dio cuenta también de las sospechosas visitas de algunas parejas al hogar. “En ese tiempo mi hermanito era chiquito y siempre distintas familias venían a verle, nos preguntaban cosas como si nos gustaría tener otra familia, a mi hermanito varias parejas vinieron a verle, gente que no podían tener hijos. Él tenía dos años, encima era lindito y todo el mundo lo quería llevar”, detalló.

Verónica tampoco olvida la forma en la cual dormían y lo duro que era pasar los inviernos: “Dormíamos tres en una cama de una plaza y media. En el invierno nos daban una colcha para cada cama y por las madrugadas teníamos frío”.

Con gusanos en la cabeza Gabriela también tiene 17 años y, aunque estuvo menos tiempo en el hogar, lo vivido allí la sigue persiguiendo. Acompañada por su madre, Virginia Yunques contó que permaneció en el Hogar algo más de un mes, y que, además de tener que “lavar la ropa y trabajar en la chacra” para poder comer, se contagió de gusanos en la cabeza. “Uno no quiere llegar a odiar a alguien, pero quedé trastornada y hoy quiero que se haga justicia”, declaró Gabriela, quien ingresó al lugar cuando tenía 8 años.

Virginia relató por qué la llevó allí, junto a sus dos hermanos: “Como vivía en el kilómetro 1 y no conseguía un lugar en la escuela, me dijeron que había un aula satélite en ese hogar y decidí llevarlos”. Al llegar se entrevistó con el encargado, y éste le dijo que debería dejarlos la jornada completa y visitarlos los domingos.

“Pasó un domingo y estaban bien, pero al próximo cuando los visité veo a mi hija con una venda en la cabeza: resulta que estaba pelada porque agarró gusanos y nadie me avisó de eso, entonces decidí sacarlos a pesar de que me decían que en eso entendía la Justicia”, narró la mujer. Gabriela brindó detalles acerca de sus días en el hogar: “Cuando llegamos ya fue malísimo, los chicos por comer éramos tres nenas y 100 chicos, además había cinco grandes”.

En el lugar estaba el cocinero, a quien recuerda como Damián. “Cuando llegamos los chicos comenzaron a gritar porque el encargado fue a buscar un machete, lo llamó al cocinero afuera y le empezó a decir cosas”, relató. “Me castigaban, me mandaban a lavar ropa antes de desayunar y nos mandaban a limpiar todo el Hogar; además, si dejabas una miga de pan o no trabajabas te dejaban sin comer todo el día, fue algo horrible”, insistió la joven.Los domingos eran los días anhelados, ya que recibían visitas, aunque en medio de los maltratos durante la semana “nos decían que no contemos nada de lo que hacíamos porque íbamos a ligar”.

Ese día los encargados del Hogar recibían los alimentos entregados por los familiares, pero, según comentó la adolescente, “nunca llegaba a la mesa, sólo comíamos dulce de grosella que nosotros hacíamos”.

También Gabriela hizo mención a una pelea que mantuvo años atrás el encargado con un padre que fue a visitar a su hijo y al llegar observó que lo estaban golpeando. “No se puede vivir una situación así, por eso pido a los padres que reflexionen antes de mandar a ese lugar a sus chicos”, concluyó.

TRES JÓVENES SE ESCAPARON DEL HOGAR LA BUENA SEMILLA

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