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l gobierno de Mauricio Macri consideró significativa la marcha de las centrales sindicales, pero celebró que los discursos de Hugo Moyano y Antonio Caló, los jefes de las CGT, resultaron moderados y buscaron no romper lanzas, por lo cual la Casa Rosada apostará a continuar el diálogo. Pese a los fuertes reclamos, Moyano y Caló insistieron en que la protesta no era "contra el Gobierno sino a favor de los trabajadores".
Más aún festejó Macri al saber que el jefe de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo se bajó a último momento de la protesta por la presencia de "los mariscales de la derrota": los dirigentes de La Cámpora y ex funcionarios kirchneristas, lo que tiñó el acto de color político.
Por eso, el Presidente mandó a informar que mañana visitará a Barrionuevo para almorzar locro en el Sindicato Gastronómico, en San Juan y Salta, por el Día del Trabajador. Buscó así mostrar un puente con el frente gremial.
En Balcarce 50 sabían de antemano que los jefes sindicales de las CGT, negociadores, no iban a ir más allá en apenas cuatro meses de gestión. Por otra parte, en el Gobierno esperaban la mayor dureza de los jefes de las dos CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli, más combativos desde siempre.
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, anticipó que "se seguirá conversando con todas las centrales" sindicales. Un allegado suyo dijo a LA NACION: "Los sindicalistas no rompieron lanzas". En Balcarce 50 confiaron en que ahora se abrirá una negociación en la Cámara de Diputados para frenar la ley antidespidos que tiene media sanción del Senado. El Gobierno considera que podría detener inversiones y acelerar despidos en lugar de evitarlos.
La principal apuesta es convencer al bloque del Frente Renovador, de Sergio Massa, que está dividido, para que no vote la medida. También apuntarán a seducir a varios bloques provinciales.
Para contrarrestar las críticas por los despidos, Macri preparó en la semana una seguidilla de anuncios vinculados a obras públicas y al empleo.
En esa línea, luego de la marcha Peña anunció junto al ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, una inversión de Molinos en la localidad santafecina de San Lorenzo donde se abrirán 1100 puestos de trabajo. Peña aprovechó para hablar allí de la concentración.
"Es una sana expresión del movimiento obrero el poder manifestarse por el Día del Trabajador", dijo. También, en tono amable, hizo una fuerte crítica: "Allí se han combinado expresiones sindicales, con las que estamos trabajando en diálogo permanente con sectores del kirchnerismo como Aníbal Fernández o Martín Sabbatella, u otros dirigentes que no han tenido problema en plantear en los últimos días que quieren que les vaya mal al Gobierno y a la Argentina por especulación política", dijo.
"Coincidimos con casi todas las preocupaciones del sindicalismo planteadas hoy en la prioridad de reducir la inflación", se congració. Aunque advirtió: "Con respecto al empleo no compartimos el diagnóstico. Hemos presentado las cifras del Ministerio de Trabajo que indican que la situación laboral es aproximadamente la misma que en los últimos cinco años". "Reclamamos lo que no hubo en el Senado y que en la Cámara de Diputados haya un debate donde se escuchen todas las voces, empezando la del gobierno nacional ", reclamo en relación a la ley antidespidos.
En la Casa Rosada subrayaron, además de la ausencia de Barrionuevo en el acto, las de Gerónimo Venegas, de Uatre, de Omar Viviani, de taxistas, y de Ricardo Pignanelli, de Smata, entre otros.
En Tucumán, Macri había dicho por la mañana que "estamos trabajando en la misma agenda que ellos (las centrales sindicales) plantean, bajar la inflación, generar más trabajo y más inversión". Y señaló que "todo el mundo tiene derecho a expresarse". En el Gobierno pusieron de relieve la fuerte presencia kirchnerista y de La Cámpora. El secretario de Interior, Sebastián García de Luca, escribió en Twitter: "Desde 2011 que no se generaba empleo privado en #Argentina. Bienvenido que hoy La Campora y algunos sindicalistas se acuerden de los trabajadores".
