l calor y el tiempo vacacional son un imán para pasar más horas en el agua, ya sea en una pileta, en el mar o el río. Y para que ese momento de disfrute no se convierta en un problema que puede tornarse una tragedia, es preciso conocer todas las medidas de prevención de accidentes en el agua.
Las tasas de fallecimiento por ahogamiento varían según la edad y el género, siendo los de mayor riesgo los varones menores de 5 años (proporción de 3-1 a 4-1 respecto de las niñas), en la mayoría de los casos por ahogamientos en piscinas y en presencia cercana de familiares o cuidadores. Los adolescentes constituyen otro grupo de riesgo, habitualmente relacionado a actividades en ríos, arroyos y mares, y en algunas ocasiones, asociadas al consumo de alcohol.
"Es necesario tener en cuenta que el ahogamiento puede ser silencioso y pasar inadvertido en un primer momento. Puede ocurrir en presencia de guardavidas y unos pocos centímetros de agua son suficientes para que ocurra un accidente; incluso, los buenos nadadores pueden ahogarse", advirtió la doctora María Florencia Biasoli (MN. 134.799), pediatra de Swiss Medical Center.
Y agregó: "Los padres tienen un rol fundamental en la educación y prevención de accidentes relacionados con el agua. Jugar en el agua puede ser una experiencia muy divertida y una buena forma de hacer ejercicio, y se disfrutará más si se conoce y practica con precaución y seguridad".
El doctor Fernando Burgos (MN 81759) es jefe de Pediatría Ambulatoria del Hospital Universitario Austral y miembro de la red de pediatras "Niños sanos, niños felices" y destacó que las condiciones para una "pileta segura" constituyen, en la práctica, una de las normas menos observadas tanto en clubes como en natatorios privados, por lo que es preciso tomar conciencia para alentar la prevención.
Algunas recomendaciones que brindan los especialistas consultados:
Piletas seguras
· Los dispositivos inflables de flotación pueden provocar una falsa sensación de seguridad y no son suficientemente eficaces para proteger a los niños del ahogamiento.
Cursos de agua naturales (mar, arroyos, ríos, lagos)
· Usar salvavidas al nadar y navegar. Especialmente los menores de 5 años deben tener un cuello de flotación que mantenga la cara y la cabeza afuera del agua. Los juguetes inflables como "bracitos", colchonetas, "flota-flota" no sustituyen a los salvavidas y pueden resultar peligrosos si se desinflan o permiten que el niño se deslice al no tener una sujeción adecuada.
Es importante mantener constantemente vigilados a los niños mientras están en el agua, aun si hay guardavidas. La supervisión debe estar a cargo de un adulto en condiciones físicas de socorrer al niño en caso de requerirlo.
En niños pequeños, aun en aguas poco profundas, la supervisión debe ser a poca distancia, "al alcance de la mano".
ALPI Asociación Civil, entidad que se dedica a la rehabilitación neuromotriz, también fue consultada acerca de algunas recomendaciones para evitar accidentes a la hora de zambullirse en una pileta, un río o el mar.
"Existen ciertas situaciones no preventivas, como zambullidas erradas, caídas, golpes, etc., que pueden ocasionar determinadas lesiones físicas con discapacidad residual, como las lesiones medulares (paraplejías y cuadriplejías), los traumatismos de cráneo (TEC) y ahogo por inmersiones prolongadas, entre otros", afirmó a Infobae la licenciada Laura Cohen Imach, kinesióloga y fisiatra de ALPI.
Según la experta, "estos pueden tener diferentes grados de complejidad y, en caso de ocurrir", se puede tener en cuenta:
*Llamar inmediatamente a la emergencia médica local y relatar lo más detalladamente posible lo ocurrido.
*Si hay guardavidas o responsables de la seguridad dentro del sector, recurrir inmediatamente a ellos.
*Prestar atención a los signos y síntomas que se pueden llegar a presentar, como irregularidad en la respiración o ausencia de la misma, pérdida de conocimiento, disminución o abolición de la movilidad y sensibilidad general o en algunas partes del cuerpo, discurso incoherente, alteraciones en el habla, sangrados o hemorragias visibles que podrían coexistir con sangrados o hemorragias no visibles, fracturas óseas, incluso craneanas, etc.
* Ante la necesidad de traslado, hay que inmovilizar el cuello del herido, evitar mover la columna y avisar a un profesional para que acompañe al accidentado. Asegurar la vía aérea permeable o protegerla. Evitar dentro de lo posible los vehículos particulares.
Estos eventos tienen diagnóstico y rehabilitación integral con profesionales y centros especializados, por lo que lo adecuado sería hacer un seguimiento con atención precoz e inmediata para minimizar las secuelas residuales que conllevan estas patologías.