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EDICIÓN 2020

09/08/2020

Cosquín Rock online: así fue el primer día del festival por streaming

Treinta y ocho artistas sonaron a través de la plataforma web interactiva y con cuatro escenarios simultáneos. Ciro y Los Persas marcaron un cierre emotivo e histórico.

Cosquín Rock online: así fue el primer día del festival por streaming
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ndrés Ciro cantó Tan Solo en la penumbra del Luna Park sin público en el Cosquín Rock online. Este sábado las multitudes debieron vibrar a la distancia, con buena señal de wifi, para evitar riesgos de contagio. “A ver desde sus casas. Ustedes solos”, arengó Ciro junto a Los Persas. Hubo un silencio fugaz, como un conjuro contra la pandemia. Y la pantalla del escenario mostró incontables rostros de fans conectados por Zoom, y que corearon con Ciro: “¡Ohh, tan sooolo! ¡Ohhh, tan sooolo!”.

Fue el instante eterno del sábado, pasadas las 23, en el Cosquín Rock online de este fin de semana. ¿Quién intuyó que su 20º aniversario sería virtual, por un virus global que frenó al mundo? “Nunca imaginé, ni nadie imaginó que esto iba a ser así. Canten, canten que yo los escucho”, había dicho Ciro antes de arrancar con Pistolas, delante de cuatro cámaras a elección de los usuarios linkeados a www.cosquinrock.net. Con otro click habían accedido, desde las 17, a los demás escenarios simultáneos y en vivo (en su mayoría) del Cosquín Rock 2020, reinventado en esta ambiciosa experiencia interactiva y por streaming: La Trastienda, Teatro Vórterix y el alternativo Teatro Roxy.

El primer día fueron 38 artistas, entre bandas, solistas, rutinas cómicas y hasta una charla del filósofo y performer Darío Sztajnsrajber sobre el concepto “deconstrucción” y sus implicancias políticas y sociales. “Estamos muy manija. Después de cuatro meses, volver a tocar en vivo es una emoción muy grande. Es muy raro que ustedes estén del otro lado, pero es lo que tenemos ahora”, apuntó Juanchi Baleiron, de Los Pericos, en vivo en La Trastienda, pasadas las 22. Una hora antes, en el Luna, Vicentico jugó a hablar con su público imaginario (y le respondió el del chat en la plataforma del festival). Y a las 20 había bromeado Radagast: “En tu casa podés correr los muebles, agarrar el gato y el perro y ponerte a bailar”.

Se planearon varias opciones de abonos, sábado y domingo: un ticket básico de 690 pesos, para un solo día, o 1104 para los dos; abonos familiares; un plus de realidad virtual en formato 360; Meets and Greets (videollamadas de 15 minutos) de 2300 pesos, y tickets VIP de hasta 5750 pesos con servicios adicionales, suscripción gratuita por tres meses y un 30 por ciento de descuento para Cosquín Rock 2021. ¿Quiénes preferirán esta dinámica instantánea, sin necesidad de viajar a Córdoba cada febrero? ¿Quiénes sentirán la nostalgia de compartir con cientos de miles en el pasto del Aeródromo de Santa María de Punilla? ¿Quiénes evocarán las largas caminatas, de un escenario a otro, para poder ver a sus bandas preferidas en simultáneo?

En el Cosquín Rock online 2020, las bandas en vivo desde los cuatro escenarios porteños le dieron sentido real a los shows por streaming (para públicos innumerables del otro lado de las pantallas, desde sus casas). También, poder contar con recitales grabados desde España, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Colombia, Chile, Perú, México, Paraguay y Cuba. Con esta combinación de experiencias fluyó el sábado del festival.

¿Qué escenas no se olvidarán? A las 17.30, los cubanos de Toques del Río habían magnetizado con su ska salsero desde La Habana, mientras Julieta Rada la rompía con su soul funky magnético en La Trastienda. “Desde las alturas de La Paz”, Los Bolitas hacieron sonar su ska-punk-cumbiero andino, cuando desde la pantalla del Roxy el enólogo y músico Marcelo Pelleriti conducía en off un video sobre los distintos procesos de la uva.

Y pegó bien. A las 18.10, en el Luna Park arrancaba 2 Minutos. Antes de tocar Amnesia por ebriedad, pidieron “¡aplausos!... ¡Desde sus casas, por supuesto!”. En Vórterix llegaría AN.I.M.A.L., con su regulada furia metalera. Pero tuvieron problemas con la transmisión vía streaming y los pasaron para la semana (con el mismo código de acceso), al igual que Los Tipitos. A las 18.30, Natalia Carulias aportó su set de stand-up dedicado a la ansiedad provocada por la tecnología. Nadie estaba delante para aplaudir sus poderosos gags, pero en el chat de la pantalla un usuario remató: “Me está haciendo reír mucho”.

Pasó la humorista Connie Ballarini, con un viejo show grabado con público. Funcionó bien la banda española Izal, y a las 19, la cantautora Loli Molina desplegó un set de folk-pop espectral y sutil, grabado en México (donde reside hace unos años). Tras los chilenos de Los 3 y Cielo Razzo, entre otros, Darío Sztajnsrajber habló de las identidades de género en permanente mutación, justo cuando se venían Eruca Sativa, desde la pantalla de La Trastienda, y Miss Bolivia en Vorterix, con sus cumbias hiphoperas en gozada ridiculización de los machismos en el aire.

“Son tiempos muy difíciles para los artistas. Pero encontramos esta forma de estar juntos”, dijo Lula Bertoldi, de Eruca, antes de un set funky atrapante, grabado debido al embarazo de aquélla. Cerraron diciendo “porque unidos nos sabemos fuertes, venimos a luchar. Porque no seamos invisibles nunca más” y le dejaron el pie ideal a Miss Bolivia. “Esta canción se la voy a dedicar al fucking coronavirus!”, arengó ella a las 20.30. Y largó rapeando Paren de matarnos, delante de dos bailarinas con barbijos verdes metalizados: “La historia de la Humanidad es la historia de la enfermedad. Ay, carajo, qué mal que estamos los humanos. ¡Paren de matarnos!”.

Cuando terminó el tema, Miss Bolivia aclaró: “En realidad esta otra canción que viene es para el coronavirus. “¡Tomate el palo, ahora tómatelo!”. En el chat de la pantalla, una usuaria escribió: “Qué tristeza que no puedan escuchar los aplausos”. Otra artista que brilló fue Julieta Venegas, desde el Luna Park, con un órgano vintage, su guitarra, su acordeón y sus hits de alcance latinoamericano. Fue en simultáneo a los cordobeses de Los Caligaris, con sus temas fiesteros con vientos de bronces y todo el cotillón.

A las 21, Vicentico transmitió en vivo desde el Luna Park. Descubriéndose el barbijo cantó en vivo sus temas pegadizos y nasales, con el buen sostén de su banda. En paralelo, Las Pelotas mostraron un show grabado especialmente desde Córdoba, aunque Germán Daffunchio no estaba con ellos: registró a la distancia su voz y su guitarra, agradeció “a José Palazzo y a su equipo”, y hasta pidió “aparición con vida de Facundo Astudillo Castro”. En el chat, otro usuario conectó bien: “¡Aguanten Las Pelotas! ¡Agitando estamos en Alicante, España!”.

A las 21.15 se le dio play al set de la mexicana Ximena Sariñana, con sus obras pop en clave acústica, mientras en pantalla desfilaban publicidades de cerveza. Cuarenta minutos después arrancó en Vórterix la rapera Sara Hebe, con visuales igual de potentes y multicolor que su entrega escénica. Y Los Pericos aparecieron en la pantalla de La Trastienda, con hits relajados para conectar la relajación flotante. Acaloraron los pulmones con el ska magnético de Casi nunca lo ves y en el chat mandaron caritas de cuelgue y hasta unos loritos danzando juntos.

Faltaba la maquinaria de Nagual y la sensualidad electro-pop de Louta (con algo de trap) y con Zoe Gotusso, como fugaz invitada. Y, con otro click, la electricidad murguera de Agarrate Catalina fue el preludio ideal para la fiesta de Ciro y Los Persas en el Luna, al borde de las 23. “¡Aguante todo!”, repitió un usuario cuando arrancó Ciro con Ruleta, previa a Antes y después. Dos de los picos de Ciro y sus colegas en el Luna Park. Luego sucedió la ceremonia inolvidable de Tan Solo, con la histórica sesión de zoom convertida en un coro popular, y desde el chat una tal Cynthia tecleó: “Grosa la realidad virtual. ¡Es lo más!”.

Se venía el adiós a todo trapo barrial virtual. Para la seguidilla de El farolito, El balneario de los doctores crotos y Muévelo, Ciro y Los Persas bajaron a tocar en la platea vacía del Luna Park, saltando y bromeando, y cerraron con Astros: “Bailaré, bailarás, bailará otra vez. Que los astros te van a ver. Que un buen trago no viene mal, cuando pega la vida con tanta sed”.

Ciro leyó banderas en la pantalla de Zoom cerca de la medianoche, dijo: “Esperamos verlos pronto, transpirando todos juntos”, regaló Cruel (“un mundo cruel, una noche cruel, una ciudad perdida y sin sueños”), se quedó tan solo para tocar el Himno Nacional con la armónica, y los del chat aplaudieron conmovidos, como los técnicos en el vacío Luna Park: “¡Ciro entendió todo!”.

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