a fiscalía de Roma llevó a cabo incautaciones por un total de 27 millones de euros y detuvo a 12 personas, entre ellas cuatro empleados y dos ex empleados de la empresa Lottomatica, que distribuye las raspaditas, en el marco de una investigación por fraude. Los empleados infieles accedían a los sistemas informáticos secretos y averiguaban dónde se comercializarían los cupones con más chance.
Con esa información hacían comprar cupones a sus familiares y amigos, para luego compartir las ganancias. Operaron de ese modo entre 2015 y 2019, con un beneficio estimado en 31 millones de euros, lo equivalente a 36 millones de dólares. El hecho ha causado lógico revuelo, sobre todo porque puso en controversia la ciberseguridad, de cuya eficiencia depende también el control del Estado sobre las recaudaciones y sobre los concesionarios, la tributación resultante y el resguardo de datos sensibles del jugador.
Por eso, Lottomatica, filial de la poderosa IGT (International Game Technology), empresa líder a nivel mundial, emitió un comunicado expresando que "IGT está evaluando los hechos, y ha tomado medidas para prevenir actividades delictivas y fraudulentas y fortalecer aún más sus sistemas de seguridad”.