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NEUQUÉN

07/12/2020

El dueño de un negocio le regaló un auto a su empleado

El hombre sorprendió al joven y los dos se abrazaron en una filmación que recorrió las redes sociales.

El dueño de un negocio le regaló un auto a su empleado
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nochecía en la provincia de Neuquén. Ese día, 23 de noviembre, era feriado. En un barrio, mientras las luces comenzaban a iluminar la calle, se escucharon ruidos de llaves: un hombre le abrió la puerta de su taller a un joven que trabaja allí y a su familia. "¡Sorpresa!", le dijo luego. "¿Y ese?", preguntó el invitado en referencia a un vehículo blanco. "Es tuyo", contestó el dueño: terminaron abrazados, con lágrimas de por medio.

El propietario de una vidriería de la ciudad de Centenario le regaló un auto a su empleado, quien soñaba con comprarse uno. "​Premio a la lealtad, compromiso, responsabilidad y al amor que le ponés a tu labor. ¡Felicitaciones", decía en el cartel pegado en la luneta trasera. El video del momento recorrió las redes sociales.

A Eduardo Fonseca (37) no le gusta la palabra "jefe". Prefiere ser llamado "líder". Con Franco "​Fati" Nuñez (27) se conocen desde hace más de una década. Trabajaron juntos en una fábrica de aberturas de aluminio.

En 2013, Fonseca abrió su propio negocio: una cristalería. En aquel entonces no estaba más con Nuñez, pero dos años después se reencontró con él: "Franco andaba haciendo changas, trabajaba de albañil. Lo tomé como empleado", respondió Al diario Clarín. En la actualidad, Fati coloca vidrios y se encarga de la atención al público del local.

"Franco siempre quiso tener su primer auto”, contó Fonseca, quien le enseñó a manejar. En tiempos de pandemia, el joven le pidió a su "líder" que lo acompañara a ver un Renault 12 rojo: buscaba comprarlo gracias a un dinero ahorrado. Sin embargo, cuando lo chequearon, llegó la desilusión. "Eduardo me dijo 'Esto es un gallinero'. Estaba todo sucio y el motor no arrancaba", contó Nuñez en conversación con el diario.

“Era un desastre: todo podrido adentro. Le dije: '¿Cómo vas a comprar esto? Esperemos un poquito, juntamos unos mangos más y te comprás uno mejor'”, recordó el dueño de la vidriería. Al final, Nuñez destinó la plata en materiales de construcción para su vivienda.

"Yo soy muy sincero, no ando con muchas vueltas. Él tenía toda la fantasía de comprar el auto. Me sentí culpable, algo me pasó", agregó. Una lamparita se encendió en la mente de Fonseca: decidió que le iba a obsequiar un auto. Por lo tanto, comenzó a investigar hasta que encontró al indicado: un Fiat Duna en buenas condiciones.

La excusa para que Fati se acercara a la fábrica un feriado era que iban a disfrutar de unos sánguches, un encuentro familiar. "Lo esperé en el taller con las luces apagadas", comentó Fonseca. Ambos rompieron en llanto. "¿Te gusta?", le preguntó en aquel instante. “Sí, amigo”, contestó. “Los quiero un montón yo”, expresó Fonseca más tarde, al abrazar a la esposa de Nuñez.

"Sentí mucha felicidad. Es un premio. Sentía que no me lo merecía, porque era mucho. Sentí mucha alegría. (…) Cuando mirás en el espejo retrovisor y ves a tus hijos felices…", reflexionó el trabajador. "Si yo crezco (N. del R.: con su emprendimiento), ellos (N. del R.: sus empleados) tienen que crecer", declaró Fonseca. Además, se deshizo en elogios a la hora de referirse a Fati: "Es muy responsable, comprometido. Respetuoso con el cliente. Muy buen empleado. Es extremadamente alegre, muy compañero. Es jodón. Es una persona muy sensible y tiene un corazón muy grande".

Nuñez afirmó que "está re contento" con su trabajo, "el mejor" de todos los que tuvo. "Eduardo siempre ha estado, te acompaña. (…) Él se pone a la par nuestra. Cuando hay que hacer tareas, enseña todo el tiempo. No te deja solo nunca. Si te equivocás no te reta, te vuelve a explicar. Más que un jefe, es un líder. Y más que un líder, es un amigo", manifestó.

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