as comparaciones con el brote de 1918 y el actual coronavirus han estado presentes desde que comenzó su propagación. El miedo a vivir una repetición con las características de la anterior pandemia impregna hoy las discusiones sobre el nuevo brote.
A pesar de conocerse como gripe española, los primeros casos se registraron en Estados Unidos. Para mediados de 1918, la gripe ya hacía sus estragos en las trincheras de Europa Occidental. Aunque han surgido muchas hipótesis acerca de su origen, un estudio realizado por el doctor Michael Worobey, de la Universidad de Arizona, concluyó que el virus de la pandemia surgió poco antes de 1918 por la adquisición de material genético de un virus de la gripe aviar.
Los medios de comunicación que participaron en la Gran Guerra estaban bajo censura militar, por lo que ocultaron la pandemia. Sin embargo, España —al no participar en el conflicto armado— informaba en la prensa de los nuevos afectados por este virus. Se referían a él como la fiebre de tres días, El soldado de Nápoles o tachándola sencillamente como "la gripe de moda". Por ese motivo, la ciudadanía pensaba que España era el único país castigado por la epidemia.
Como la primera oleada resultó prácticamente benigna, los medios se la tomaron casi en broma. La apodaron El soldado de Nápoles por ser tan pegadiza como la canción de una popular zarzuela de aquellos días.
Además, la globalización nos hace ahora más vulnerables que hace un siglo. Tenemos una población mucho mayor a la de por aquel entonces y se mueve más. Todo eso nos hace más proclives al contagio ante una pandemia como esta. Si bien los antivirales son útiles contra el coronavirus, no tenemos una vacuna y no lo haremos durante al menos 18 meses, lo que limita el valor de salud pública de nuestros avances científicos en los últimos 100 años.
La gripe española se cobró la vida de más 50 millones de personas y el coronavirus, por el momento, lleva 5.116, según los últimos datos de Wordometers. Es importante tener en cuenta lo grave que fue el brote de gripe española y cómo, si el COVID-19 empeorara, tendría que infectar a miles de personas más para igualar el alcance de esta gripe de hace un siglo. Su tasa de mortalidad osciló entre el 10 y el 20% de la población afectada, mientras que la del coronavirus se encuentra en un 3,6%, según datos de la Organización Mundial para la Salud.
A pesar de todos estos datos, muchos expertos advierten de que debemos evitar las comparaciones con la gripe española. Jeremy Brown, un experto en epidemias, escribe en el diario The Atlantic que "lo más sorprendente de estas comparaciones no son las similitudes entre los dos episodios, sino la distancia que la medicina ha recorrido en el siglo intermedio".
Sin embargo, hay una característica común entre la pandemia de gripe de 1918 y el actual brote de coronavirus: el miedo entre la población. La situación de COVID-19 solo se volverá tan mala como la gripe española si no adoptamos las medidas que recomiendan los expertos. Entre ellas, el distanciamiento de los demás o la cuarentena. No hay que olvidar que, en estas circunstancias, la responsabilidad individual al final se vuelve una responsabilidad colectiva.